TItrene Sánchez Carrón gusta de rememorar en sus poemas su infancia en Navaconcejo (Valle del Jerte) donde nació en 1967. Se licenció en Filología Inglesa por la Universidad de Extremadura y en Filología Hispánica por la Universidad Nacional de Educación a Distancia, e impartió clases de español en Londres y colaboró en el fomento de la lectura a través de clubes y talleres, algunos impartidos en la cárcel de Badajoz, siendo actualmente profesora de Lengua Inglesa en secundaria. Entre sus obras destacan el poemario Porque no somos dioses , Premio Valbón (1996) y Premio Hermanos Argensola (1997); Escenas principales de un actor secundario , Premio Adonáis (1999); Siete poetas, siete poemas y una canción (2001), el libro de canciones Sevillanas y Atracciones de feria (2002), y Ningún mensaje nuevo , XI Premio Internacional de Poesía Antonio Machado de Baeza.

--¿Cuál es la motivación que lleva a Irene Sánchez Carrón a la escritura?

--Creo que el primer paso fue la lectura. Empecé a leer poesía en la adolescencia y, aunque en ese momento no escribía, creo que fue la lectura lo que me animó a intentar crear mis propias composiciones. La poesía es el género que más me atrae por la intensidad del discurso. Me refiero a la capacidad de transmitir emoción y a veces narración en un texto breve.

--¿De no haber nacido en Navaconcejo en qué lugar te hubiera gustado haber nacido?

--Nunca me he planteado esa cuestión. Supongo que junto al mar. La gente de interior siempre sentimos cierta nostalgia del mar. Cádiz y Barcelona son ciudades que me atraen mucho. Aunque me gusta el ambiente rural, también me fascinan las grandes urbes. He vivido temporadas en Londres, una ciudad que me resulta muy interesante.

--¿Nunca hay certezas después de tanta espera?, como dice en tu poema Robinsón, dirigiéndose a todos los naúfragos.

--Suscribo lo que dije en ese poema y en otros que hablan de la espera. Los hombres tenemos la capacidad de esperar, pero nunca tenemos la certeza de que lo que esperamos se haga realidad. Ni siquiera nada nos asegura que lleguen a buen puerto las empresas por las que hemos luchamos.

--¿El escritor debe estar al margen de la política o la escritura puede ser un arma de compromiso político?

--No creo que el escritor tenga que estar al margen de nada, tampoco de la política. Ahora bien, cada escritor, como cada persona, tiene la libertad de escoger su camino y las causas por las que pelea. Lo que sí parece demostrado es que alguien no es buen escritor porque elija defender buenas causas.

--¿A veces tenemos miedo de que no pueda hallarnos quien deseamos en el rincón que nos escondemos?, como en tu poema El escondite.

--El escondite es un poema que habla de lo difícil que es la comunicación entre las personas. Para ejemplificar esta dificultad recurro al juego del escondite, una imagen reconocible por cualquier lector.

--¿Vivimos la edad de oro de las letras extremeñas?

--Creo que vivimos un gran momento, con estupendos escritores en primera línea a nivel nacional. Hay mucha gente intentando crear obras de calidad, lo que resulta muy positivo. Creo que las semillas de la Facultad de Filología, de las Aulas Literarias, de los Talleres de Creación, de los Clubes de Lectura, etc. están dando buenos frutos. No sabemos qué pasará a partir de ahora con la crisis.

--Dices en De senectute , del libro Ningún Mensaje Nuevo , que cuando eras muy niña las viejas ocultaban el pelo que cuidaban como diosas bajo un pañuelo negro, ¿ha cambiado mucho la situación de la mujer en nuestra región?

--Muchísimo. La indumentaria que describo en el poema, por ejemplo, es cosa del pasado. También están cambiando las inquietudes, la actitud y el papel de la mujer en la sociedad. Sin embargo, hay que decir que todavía queda mucho por conseguir.

--Un poema que haya marcado tu vida.

--Recuerdo con claridad el impacto que me han producido muchos textos. Por poner un ejemplo, recuerdo la sorpresa que me produjo abrir el libro de Aspero mundo y leer "Para que yo me llame Angel González", de este autor.

--Un menú para un día especial.

--Si la pregunta se refiere a un menú gastronómico, un día especial sería una comida en el campo, si puede ser en el Valle del Jerte, con tortilla de patatas y chorizo a la brasa.

--Un recuerdo de la infancia.

--En mis poemas aparecen muchas veces sensaciones de la infancia en el Valle del Jerte. En el poema Amanecer hablo del prado debajo de la espalda, de los pies mojados en los charcos, de los bolsillos llenos de objetos, de los dedos en la masa de los dulces que hacía mi abuela. Un recuerdo muy vivo es el que cuento en el poema De senectute . En él intento retratar a esas señoras mayores a las que venían a peinar sus hijas cada día. Llenaban la palangana, echaban en ella las peinas y las horquillas y trenzaban los largos cabellos grises para acabar recogiéndolos en un moño.

--Un viaje inolvidable.

--El Camino de Santiago, desde Roncesvalles a Santiago. 800 kms en bici. Creo que es el mejor viaje que he realizado en mi vida.

--Una anécdota divertida.

--Hay una página de poesía en internet que recomiendo, llamada www.amediavoz.com. En ella se recogen antologías de autores de todos los tiempos y de muchos países. En la portada de cada antología aparece el nombre del autor y una imagen que suele ser un cuadro famoso. En mi caso, aparece una chica rubia, espectacular, con aspecto de valkiria, no me pregunten por qué. El caso es que algún lector, sobre todo extranjero, ha debido de creer que la rubia era yo y me han enviado las más variadas propuestas.

--Un reto como escritora.

--Terminar mi próximo libro.

--Una reflexión ante la vida.

--Es muy importante tener siempre ilusiones, proyectos. Los sueños pueden ser el motor de nuestra existencia.

--Una canción que recuerdas con cariño.

--Las coplas de ronda y de boda que se cantan por el norte de Cáceres. Fueron mi iniciación a la poesía.

--Un rincón donde sentir la paz.

--Tengo varios rincones especiales. La Alcazaba de Badajoz, con unas increíbles vistas al Guadiana. La ciudad medieval de Cáceres, que es como deambular por la historia. Un paseo que va de Navaconcejo a Cabezuela, por la orilla del río Jerte.

--¿Cómo te gustaría que te recordaran?

--Creo que la ambición de cualquier poeta es que la gente recuerde algún texto suyo, aunque no se recuerde quién lo escribió. Es una ambición enorme, a la altura de muy pocos.

--Para terminar ¿qué le aconsejarías a esa mujer madura que contrata una cita, como en tu poema?

--Que se despoje de sus miedos, como aquella mujer se despoja de su ropa. Que no viva conforme a lo que los demás esperan de ella. En definitiva, que tome sus propias decisiones. Pero también, como aquella mujer al final del poema, que acepte el paso del tiempo, las derrotas, la realidad que el espejo muestra.