El cuadro La Venus del espejo , que Velázquez pintó en 1648, siempre ha estado rodeado de cierto misterio. ¿Quién era la mujer que sirvió de modelo? ¿Por qué aparece su imagen tan difuminada? ¿Qué relación mantuvo con el pintor sevillano?

Algunas de estas interrogantes se las ha planteado José Luis Martín Nogales, doctor en Filología y director de la UNED en Pamplona, en su estreno en la narrativa: La mujer de Roma (Ediciones B).

La historia, que también profundiza en la personalidad del pintor, empieza cuando aparece en Londres un cuadro idéntico a la obra de Velázquez. Un marchante de antigüedades contrata a un experto español, Martín, para que averigüe si se trata de una falsificación.

Mientras sigue los pasos del lienzo por Madrid, Roma y Londres --la obra auténtica es propiedad de la National Gallery--, el protagonista descubre cierto paralelismo con las circunstancias que rodean su vida, por lo que su investigación profesional se convierte en "un aliciente" para su propia introspección. Entre otras cosas descubre, explica Martín Nogales, que la mujer del cuadro es "mucho más enigmática y compleja" de lo que se suponía.

La mujer de Roma es una novela de "historia, amor, mitos e intriga", afirma el autor, atraído en primera instancia por Velázquez y su tiempo y, después, por la mujer del cuadro. A él, como al artista sevillano, llegó a obsesionarle la imagen femenina, pero también le interesó saber algo más sobre el pintor "que se deslumbró" viendo la espalda de una mujer.

Nogales no duda en que la mujer de La Venus del espejo es "la causa de la melancolía" que Velázquez llevó como una losa. No es de extrañar porque esta Venus fue el único cuadro del siglo XVII que mostraba a una mujer desnuda.

Claroscuros

Velázquez, dice el autor, es una figura "atractiva y apasionante de la que aún desconocemos muchas cosas". El pintor tuvo una vida llena de claroscuros, se sintió poco valorado y siempre le obsesionó ser admitido como caballero de la Orden de Santiago.

¿Quién fue ella? El autor de la novela --cuyos grandes mostachos, cara angulosa y prominente nariz sirvió de inspiración para el escritor Arturo Pérez-Reverte a la hora de describir a su famoso capitán Alatriste-- se apunta a los datos que forman parte de la leyenda. Fue una mujer de la alta sociedad romana, quizá fuera artista o vinculada a los ambientes artísticos de su ciudad, ya que perteneció a la familia de los Médicis.