Dos anecdóticas referencias de Fernando Pessoa, el poeta nacional portugués, por las cosas de España (su traducción de El estudiante de Salamanca de José de Espronceda, y la presencia del novelista extremeño Felipe Trigo en un listado de críticos españoles), aparecen en la exposición Suroeste. Relaciones literarias y artísticas entre Portugal y España (1890-1936) .

Esta muestra, la primera de sus características que se haya montado entre ambos países, fue inaugurada ayer en el MEIAC de Badajoz y describe la red de relaciones (o la red social, si empleáramos un término de hoy) que tejieron autores de un lado y otro de la frontera en aquellos años de vanguardia creadora, que anunciaban un arte y un mundo nuevos.

La fecha que marca el inicio de la exposición alude a la irrupción del simbolismo en la península ibérica, cuando se publicó el primer libro que se acogió a este movimiento, Oaristos , de Eugénio de Castro, uno de los autores fundamentales del periodo.

A partir de esta corriente, España y Portugal recorrieron caminos paralelos, que se cruzaron a lo largo del primer tercio del siglo a partir de los contactos entablados por una miriada de autores peninsulares.

Recorrer esta muestra ayuda a romper una de esas ideas, a veces exageradas sobre la incomprensión mutua entre las dos naciones a lo largo del tiempo. Al menos en el terreno cultural, y desde iniciativas personales, esa frontera no existió.

CORREDORES DE FONDO Rastrear estos contactos ha sido misión de Antonio Sáez, coordinador de la muestra, y uno de los principales especialistas en las relaciones literarias entre los dos países. De una conversación entre él y Antonio Franco, director del MEIAC, a propósito del libro de Saez Corredores de fondo , surgió la semilla de esta muestra. En ese libro, el escritor extremeño y profesor en la Universidad de Evora atendía a multitud de escritores peninsulares de segunda fila, los que denominó corredores de fondo , pero considerados imprescindibles en la germinación literaria de aquella época: acompañaron a los que la historia ha decantado como fundamentales.

Una gran parte de ellos, escritores, pintores, ilustradores, fotógrafos, traductores, editores, cineastas, músicos y periodistas, figuran en la exposición del MEIAC, que a través de 400 piezas describen la irrupción de la modernidad artística en la península.

Obras de arte, libros, revistas, películas, documentales, cartas..., testimonian sobre el flujo cultural que se produjo entonces entre ambos países. "Decenas de piezas nunca se habían expuesto hasta ahora", destaca Antonio Sáez.

La muestra atiende también a manifestaciones cinematográficas. Un documental español sobre Portugal, por ejemplo, recoge la visita de escritores extranjeros, entre los que se encontraba Unamuno, al país vecino. En otro aparecen imágenes de la Exposición Universal de Sevilla referidas al pabellón portugués. También se exhiben filmes en los que se plasmó algún tipo de colaboración (actores, técnicos) entre las dos naciones

CARTAS La sección que abre la muestra, El tiempo del simbolismo y del modernismo, 1890-1914 , destaca a tres autores: Eugenio de Castro (el poeta portugués más citado en España en esos años), Miguel de Unamuno y Teixeira de Pascoaes (del que se aportan sus cartas a Federico García Lorca), los tres amigos, y un ejemplo de lo que constituyeron unas relaciones basadas en la amistad y en intereses propios.

Si de los dos portugueses circularon libros en las librerías españolas, Unamuno, del que se aportan libros, cartas a Pascoaes y otra de Pessoa al salmantino, traza el dibujo del país vecino en páginas de su libro Por tierras de España y Portugal , en una época en que en ambos países se produjo una tensión entre la apertura a las culturas extranjeras y la reivindicación de lo genuinamente nacional.

El estallido de la vanguardia, 1915-1926 (primer modernismo portugués y primeras vanguardias españolas) refleja la irrupción en la península de los postulados de corrientes como el futurismo o el dadaísmo.

La figura central de Fernando Pessoa se ve acompañada en esta sección de Ramón Gómez de la Serna y Almada Negreiros.

Aunque hay escasas referencias al interés del autor de El libro del desasosiego a España, aquí queda constancia de cierto apego a los clásicos de este país.

Un ejemplar del diario La provincia , de Huelva, muestra en la exposición el primer poema del escritor portugués que se publicó en España, Inscripciones , en 1923. Junto a él figuran libros suyos dedicados a autores españoles, como Adriano del Valle, uno de los escritores del movimiento ultraísta hispano con los que entabló contacto. En el caso de Ramón Gómez de la Serna, su vinculación con Portugal no se ejerció solo a distancia sino que pasó temporadas en Estoril, donde se construyó una casa, explica Antonio Sáez. A partir de este centro estableció relaciones con autores del momento. El especta-dor podrá observar libros del escritor español relacionados con Portugal o cartas enviadas al portugués Antonio Ferro.

En sentido contrario, el escritor y artista Almada Negreiros vivió en Madrid entre 1927 y 1932, colaboró como ilustrador de la revista Blanco y Negro , de la editora del diario ABC, y construyó la escenografía teatral de Los medios seres , de Gómez de la Serna. Aquí se recogen, entre otras obras, dibujos de La tragedia de doña Ajada , para una obra de Salvador Bacarisse.

Aunque destacan estas tres figuras, el mayor número de contactos de uno y otro lado de la frontera lo protagonizan precisamente los corredores de fondo a los que alude Antonio Sáez en su libro: Abel Botelho, António Botto, Raul Brandao o Vitorino Nemesio, del lado portugués; y Mauricio Bacarisse, Tomás Borrás, Rogelio Buendía o el extremeño Enrique Díez-Canedo, del lado español.

LA GUERRA CIVIL Estos nuevos aires internacionales que soplaron durante el primer tercio del siglo XX en la península se truncaron a finales de la década de los años 30. A este periodo atiende La segunda generación vanguardista y el desastre de la Guerra Civil española (1927-1936) , que coincide con la eclosión del grupo del 27 en España y del segundo modernismo portugués.

Entre las publicaciones periódicas con presencia destacada en este periodo, la exposición incluye dos revistas clave en el desarrollo de la vanguardia peninsular, Presença , fundada en Coimbra, y La gaceta literaria , impulsada por Ernesto Giménez Caballero.

Aunque hubo un intento de acercamiento entre ambas revistas mediante la publicación de un dossier estable dedicado a Portugal, la deriva ideológica de Caballero hacia el fascismo truncó este proyecto. Durante estos años, la polarización política afectó en general a la conciencia vanguardista en el campo de la literatura. Aunque las relaciones culturales, tras la convulsión de la guerra española, continuaron en ambas dictaduras, las preocupaciones y las prioridades ya eran otras diferentes, según el coordinador de la muestra, del fulgor modernista.

Suroeste , cuyo comisariado representan, además de Sáez, Juan Miguel Bonet, Luis Miguel Gaspar, Sara Afonso y Antonio Franco, está organizada por el MEIAC y por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales. Tras su paso por Badajoz, la muestra podrá verse en Lisboa y otras ciudades de la península.