Ruptura traumática, denuncias cruzadas e imputaciones graves. La actriz y modelo Mónica Pont se ha separado del empresario Javier Sagrera, con quien se casó hace algo más de cuatro años, de una forma nada cordial. Ella se llevó a su hijo, de 3 años, del domicilio conyugal en Torroella de Montgrí (Gerona) y ante la policía acusó a su marido de malos tratos físicos y psíquicos. El la ha denunciado por llevarse al niño y amenazarlo con una denuncia por agresión.

En su día se llegó a decir que el enlace de la actriz, que tenía 31 años, con el empresario era el broche de oro a una historia de amor de juventud. Los dos habían sido novios cuando ella tenía 17 años. Las circunstancias les separaron y, tiempo después, se reencontraron. Ahora, la ruptura está sellada y la demanda de divorcio presentada.

Sagrera declaró el sábado ante el juez que Mónica le había confesado que tenía otra pareja y quería separarse. Según el empresario, él no estaba conforme con su exigencia económicas. El magistrado no aceptó la orden de protección que pidió Pont porque "no consta ninguna agresión física" a la actriz.