El director australiano John Hillcoat se echó a la espalda un reto casi irresponsable: llevar al cine la magistral novela apocalíptica de Cormac McCarthy La carretera . La amarga historia de un padre y un hijo, rodeados de un paisaje baldío, que emprenden un viaje hacia el sur en busca del mar, empujando un carrito de la compra en el que guardan sus escasas pertenencias. Hillcoat es poco menos que un héroe, pues su adaptación de La carretera es magnífica: respetando con absoluta devoción el dificilísimo original literario de McCarthy, el director es capaz de transmitir toda la soledad, el desamparo, la desolación y el amor que envuelven al padre y su hijo en su conmovedor viaje por el corazón del fin del mundo.

Viggo Mortensen interpreta al padre --proyectada ayer en la clausura del festival-- en uno de los trabajos más descomunales que se le recuerdan, lo cual ya es decir. "Tuve miedo de fracasar, de no hallar el coraje para desnudarme desde dentro como exigía la historia", aseguró el siempre enigmático y fascinante actor en un impecable castellano porteño.

Hillcoat, sentado en la misma mesa que Mortensen, pero no junto a él (parece ser que su relación personal es, digamos, un poco difícil), quiso destacar también el gran trabajo del niño Kodi Smit-McPhee en el papel de hijo. "Kodi fue una bendición. Nos costó encontrar a un niño capaz de trasladar ese caudal de emociones tan duras", dijo el director. Mortensen asintió con la cabeza y explicó una anécdota. "Llegó Robert Duvall al rodaje y preguntó: Hey, de dónde han sacado a ese chico, es genial. Luego le preguntamos al niño qué le había parecido Duvall y nos contesto: Está bien el viejecito!".Entenderán que la audiencia prorrumpiera en carjadas.