Se fue mientras dormía, como había sido su deseo, en su domicilio madrileño del barrio de Prosperidad y a los 103 años, cuando parecía que la muerte se había olvidado de él. José Bello, Pepín para los amigos, y los tuvo a centenares, será recordado por ser un intelectual sin obra, uno de esos bartlebys de Vila-Matas, los escritores que decidieron pasar a la historia prefiriendo no hacerlo, no escribir ni una línea. Escribió algunas que por suerte han sobrevivido --Hamlet , un divertimento teatral coescrito con Buñuel-- pero tampoco tuvo el prurito de conservarlas.

La gran obra de Bello fue su vida y su inagotable y amena conversación. Fue, sobre todo, el cuarto as de la baraja de la generación del 27 con Federico García Lorca, Luis Buñuel y Salvador Dalí, a quienes conoció en la Residencia de Estudiantes. Su prodigiosa longevidad y la precisa lucidez de su mente le permitieron finalmente ser el guardián de los recuerdos, el testigo de la historia.

AGLUTINADOR Para apreciar su carisma, una mezcla de simpatía y horror ante la pedantería, no hay más que ver sus intervenciones en el documental que sobre Buñuel dirigieron Javier Rioyo y José Luis López Linares o esos dos libros aparecidos el pasado año, las Conversaciones con José ´Pepín´ Bello y Ola Pepín , que homenajeaba sus 103 años y que tomaba su título del ambivalente encabezamiento de las cartas que solía enviarle Dalí.

Nacido en Huesca el 13 de mayo de 1904 era hijo de un ingeniero amigo de Joaquín Costa y Francisco Giner de los Ríos, impulsores de la Institución Libre de Enseñanza y promotores de la Residencia de Estudiantes de Madrid, donde Bello entró en su sección infantil cuando tenía 11 años. En el centro se forjó su pequeño mito como aglutinador de sus compañeros de generación como Rafael Alberti, Emilio Prados, Luis Cernuda y el hoy superviviente y centenario Francisco Ayala. También trató a sus mayores, Juan Ramón Jiménez, Valle Inclán, Ortega y Gasset, y Gómez de la Serna.

El ministro de Cultura, Cesar Antonio Molina y la directora de la Residencia de Estudiantes, Alicia Gómez Navarro, fueron algunos de los que se acercaron ayer a la capilla ardiente para dar su pésame a los familiares, sus 25 sobrinos, pues él jamás se casó ni tuvo hijos. Los restos mortales de Bello encontrarán sepultura hoy en el Cementerio de la Almudena. De sus compañeros de generación, Bello confesó que "ellos tuvieron su talento". "Lo que no sé es si fueron capaces de pasárselo tan bien como lo hice yo".