Alfredo Landa, que fue uno de los puntales económicos del cine español más comercial en los años 70, lo que años más tarde TVE popularizó en su programa 'Cine de Barrio', ha fallecido hoy en Madrid a los 80 años. El cómico nacido en Pamplona en 1933, de padre guardia civil, pasó seis años de su infancia en Figueres, donde su padre estuvo destinado. Estudió Derecho en San Sebastián y más tarde empezó a formar parte del famoso Teatro Español Universitario (TEU).

En los años 60 se convierte en una rostro muy habitual del teatro madrileño donde pone a prueba su vis cómica y es en 1962 donde debuta en la comedia coral de Jose María Forqué `Atraco a las tres¿, un trabajo en el que apenas destacó.

Una década más tarde, y ya como protagonista, se convierte en el amo y señor del landismo, donde encarna al machista fanfarrón carpetovético en perpetua excitación frente a las mujeres. El kilómetro cero de este subgénero en el que contabilizó más de una treintena de películas es 'No desearás al vecino del quinto', en el que da vida a un peluquero que se hace pasar por homosexual para aproximarse a sus capturas eróticas.

En 1976 y con 'El puente' de José Antonio Bardem, una de las películas más interesantes de su carrera, Landa realiza un importante quiebro en su trayectoria demostrando sus dotes más dramáticas. A este trabajo seguirían `La vaquilla¿ de Luis García Berlanga, `Los paraísos perdidos¿ de Basilio Martín Patino, `Las verdes praderas¿ y `El crack' de José Luis Garci, `Tata Mía', de José Luis Borau, `El bosque animado¿ de José Luis Cuerda o `El rey del río¿ de Manuel Gutiérrez Aragón.

Mención especial merece su trabajo en `Los santos inocentes¿ de Mario Camus, con la que gana junto a Paco Rabal, la mejor interpretación masculina en el Festival de Cannes. Ha sido nominado a los Goya en siete ocasiones y los ganó dos veces, en 1987 por `El bosque animado¿ y en el 92 por `La marrana¿. En marzo de 2007 anunció su retirada en el Festival de Cine de Malaga, ese mismo se le concede un Goya honorífico por toda su trayectoria, tras haber sufrido un ictus.