Antoni Clavé, pintor, grabador y escultor catalán que hizo casi toda su carrera en Francia, donde se exilió al acabar la guerra civil, murió en la madrugada de ayer en Saint Tropez a los 92 años. El artista sufría problemas pulmonares, pero no dejó de pintar hasta que fue ingresado con respiración asistida. El sepelio está previsto para el próximo martes, en París, en el panteón donde descansan los restos de su madre, Maria Sanmartí, y de su hijo.

Clavé amaba la libertad como fuente de creación, hecho que dejó patente en el trabajo artístico y en sus relaciones humanas. Quería que las personas fueron responsables de sus actos en unas formas de gobierno plenamente democráticas. Por ello, fue primero pintor de temas románticos en los albores de republicanos; autor de carteles y de propaganda cinematográfica cuando el cine hacía soñar en mundos mejores; artista comprometido con la legalidad republicana durante la guerra civil; exiliado y artista que se abrió camino como dibujante, grabador, pintor y escultor, reconocido en Europa, América y Asia.