The Doors ha quedado algo eclipsados, en el imaginario colectivo, por el aura poderosa de Jim Morrison, pero sin Ray Manzarek no solo el grupo no hubiera existido, sino que su líder carismático quizá ni siquiera habría llegado a ser cantante y habría canalizado su creatividad a través de la poesía o el proyector cinematográfico. Manzarek, que le impulsó a ponerse ante un micrófono cuando ambos eran estudiantes de cine en la UCLA, la Universidad de Los Angeles, nos dejó el lunes, a los 74 años, al sucumbir ante un cáncer de vesícula biliar en un hospital de Rosenheim (Alemania).

Fue un día de julio de 1965, en las dunas de Venice Beach, distrito bohemio de Los Angeles, cuando Morrison le cantó unas estrofas de una canción que escribía Moonlight drive . Manzarek replicó eufórico: "Tío, vamos a montar un grupo, ¡vamos a ganar un millón de dólares!".

Así que Manzarek, nacido en Chicago el 12 de febrero de 1939 en una familia de raíces polacas, fue, en primer término, el inventor, o cuando menos, el descubridor de Jim Morrison y recae en él buena parte de la paternidad sonora de The Doors, de cuya mayor parte de temas fue Manzarek coautor.