De Ford Motor Company a Blade Runner. Así podría resumirse la trayectoria básica de Syd Mead, primero diseñador industrial y después artífice de visiones futuristas para el cine fallecido el 30 de diciembre en la localidad californiana de Pasadena, a los 86 años. Su obra cinematográfica, breve pero repleta de títulos punteros en la evolución del diseño de producción en filmes de ciencia ficción, resulta capital para entender cómo ha evolucionado el género y la relación que siempre ha mantenido con las ciudades del futuro y las sociedades distópicas.

Mead estuvo en dos ocasiones en nuestro país. En 1990, en la última edición del Festival de Cinema de Barcelona Films & Directors, fue uno de los invitados de excepción en el simposio sobre dirección artística organizado por el certamen. Mead participó en una mesa redonda centrada en las ciudades en el cine y las ciudades de cine. Era el conferenciante perfecto: en aquella década había sido ilustrador de visiones futuristas de Blade Runner (1982) y 2010: Odisea dos (1984), responsable de desarrollar el mundo electrónico de Tron (1982) y artista conceptual de Aliens: el regreso (1986). Dos de estos filmes definen perfectamente los cambios tecnológicos del cine de aquel tiempo: Blade Runner y su ciudad del futuro en la que los replicantes se sublevan contra sus creadores humanos, y Tron con su concepción del interior de un videojuego en el que queda atrapado un programador.

Festival de Sitges

Mead vino en el 2007 al Festival de Sitges, donde se le concedió el premio honorífico La Màquina del Temps. Àngel Sala le entregó el galardón en una sesión en la que pudo verse una nueva versión remasterizada del clásico de Ridley Scott: 25 años después de ser concebidos, los vehículos y decorados visionarios de Los Ángeles de un futuro que hoy es ya pasado -Blade Runner acontece en el 2019- seguían impactando como antaño.

En cine, anteriormente, Mead solo había realizado bocetos preparatorios para Star Trek: la película (1979), primer filme centrado en las andanzas galácticas de la nave Enterprise y, por ello mismo, muy condicionado por la iconografía de la teleserie original. En el campo del diseño industrial, había trabajado esencialmente para la industria automovilística (Ford, Volvo, American Motors y Chrysler) y, a través de su propia empresa, Syd Mead Inc., asesoró a Philips Electronics hasta 1979. En ese mismo año publicó su libro con pinturas futuristas titulado Sentinel.

Aficionado a la ciencia-ficción

Fue este volumen lo que llamó la atención de Ridley Scott cuando preparaba Blade Runner. Eso, algunos prototipos revolucionarios que Mead había ideado para compañías de automóviles y la afición de este a las novelas de ciencia ficción. Según Scott, "estaba seguro de que a un diseñador industrial como Mead le gustaría especular sobre la forma con que el diseño industrial podría evolucionar a un nivel más práctico que el prestigioso nivel de su propia obra. La idea le encantó. Empezamos ideando los vehículos y después, en colaboración con los decoradores del estudio, se ocupó de las calles, los edificios".

De Mead es la idea de los coches de policía voladores que arrancan y aparcan como si fueran helicópteros. Mead se basó en el principio científico de la aerodinámica y estaba convencido de que a la larga podían ser operativos: "Creo que probablemente funcionarían en la realidad, pero para ello sería preciso ajustar el centro de gravedad en relación con la tobera", explicó tiempo después.

Aunque espaciando sus trabajos, Mead continuó ideando conceptos futuristas tanto en cine como en videojuegos. A él se debe el diseño de las máquinas del tiempo de Timecop (Policía en el tiempo) (1994). Fue consultor visual o artista conceptual de Johnny Mnemonic (1995), Misión a Marte (2000) y otros dos filme sobre la arquitectura urbana futura, Elysium (2913) y Tomorrowland (2015). Diseñó las máscaras de Misión: imposible 3 (2006) y reelaboró las visiones futuras de Blade Runner 2049 (2017). Existe un buen documental sobre su obra, Visual futurist: the art of Syd Mead (2006).