Los hechos reales suscitan una atracción comprensible. Esto ocurrió, así ocurrió. Aunque se dramaticen, hay un hilo que une la ficción con lo sucedido. Y no es lo mismo, se dice el espectador, la invención que algo que aconteció en algún lugar (cercano o lejano, da igual): parece que se siente uno más concernido si escucha ese latiguillo de ´basado en hecho reales´. Ocurrió allí, pero pudo suceder aquí.

Lo que aconteció a Rachel Corrie tiene esos vínculos emocionales que suscitan la adhesión inmediata: pacifista estadounidense (del Movimiento de Solidaridad Internacional), viajó a Palestina para hacer oposición a Israel durante el periodo en que el ejército derribaba casas de palestinos acusados de ser parientes o mantener alguna relación con terroristas.

Tenía 23 años cuando el 16 de marzo del 2003 una excavadora israelí la arrolló y la mató. Con su historia, el actor inglés Alan Rickman y Katharine Vine construyeron una obra teatral, que en su versión española, a cargo de Borja Ortiz de Gondra, se representa hoy en la sala Trajano de Mérida.

Marta Marco, única actriz en escena, interpreta a esta mujer, cuya muerte causó repercusión en occidente. (Actualmente una fundación con su nombre defiende ideas de paz y justicia, y en facebook existe una página sobre el montaje teatral).

Rodeada en el escenario de decenas de jerseys que la actriz emplea con un sentido dramático, el personaje plantea un discurso parcialmente incómodo, pues interpela a Israel y defiende a los ciudadanos palestinos.

Su monólogo está construido con documentos, nuevamente reales: sus diarios, escritos durante su estancia en la franja de Gaza, las cartas y los correos electrónicos que fue enviando a sus amigos y sus familiares.

Así, la obra reconstruye su historia de niña acomodada en Washington hasta segundos antes de morir en una tierra que finalmente no le fue ajena. La canción de la extremeña Bebe, Cuidándote , acompaña a la actriz durante este viaje trágico.