Lla muerte de Joan Baptista Humet el domingo por la noche fue una muerte anunciada por él mismo a sus seguidores hace tan solo tres semanas, con asombrosa lucidez y serenidad. Una entereza que supo contagiar a los familiares y amigos que ayer por la tarde se acercaron hasta el Tanatorio de les Corts. El autor de Clara y Solo soy un ser humano quiso que su guitarra acústica y su ya gastada funda, con la pegatina de frágil, estuvieran junto a él en la sala de vigilia. A la una de la tarde de hoy se oficiará una ceremonia en el mismo recinto y mañana será enterrado en su Navarrés (Valencia) natal.

Humet siguió con ilusión hasta el último momento todos los detalles del recital que los compañeros de profesión le están preparando para el día 16 en el Teatro Nacional de Cataluña (TNC). Quería que diariamente Lluís Marrassé, director musical del homenaje, le pusiera al tanto de todo lo que acontecerá esa velada que, por solo dos semanas, no podrá presenciar. "Esta actuación será la manera de devolverle todo lo que él nos dio con sus canciones sencillas y profundas", suspiró ayer Marrassé. Mientras que Marina Rossell, la impulsora de este concierto, habló de "la emoción que le provocaba ver cómo sus colegas se adherían y aceptaban cantar una canción suya, que veía como reconocimiento a su obra".

Para Joan Isaac, "cuando se va gente tan buena es cuando menos se entiende toda esta historia de la vida, de la naturaleza... resulta demasiado injusto". El autor de A Margalida subrayó de su coetáneo que era "un creador de algo tan importante como son las emociones, aunque la gente de hoy en día las rechace o se avergüence de ellas".

"Con Humet es difícil no caer en tópicos, porque resulta imposible aceptar que alguien muera a los 58 años" --se lamentó Ramon Muntaner, de la Zona Meditarránea de la SGAE--. "Tenía una capacidad tremenda de construir historias, canciones, con una música que llegaba a mucha gente, algo que muy pocos logran. Aunque el homenaje llegue a través de una desgracia como han sido su enfermedad y muerte, permitirá que muchos se reencuentren con su repertorio y su gran sensibilidad".

TAMBIEN MURIO LABOA Por otra parte, Mikel Laboa, conocido como el patriarca de la canción vasca también falleció ayer, a los 74 años, en San Sebastián. La causa de su muerte no ha trascendido, pero Laboa estaba delicado desde hacía tiempo. Hacía dos años que no ofrecía recitales; el último fue en el 2006, cuando fue el invitado de Bob Dylan. Creó el grupo Ez Dok Amairu.