Dwigth Eisenhower dijo, y el periodista Nacho Carretero (A Coruña, 1981) lo recuerda en su libro Fariña: «Filmad todo esto. Porque algún día vendrá un imbécil diciendo que no ha pasado». «Todo esto» era Auschwitz tras su liberación. Y, claro, el salto comparativo con los años del narcotráfico gallego en los años 90 es sideral, pero la cita implica la responsabilidad del periodismo frente a la historia. Lo que ocurrió en Galicia, que a punto estuvo de convertirse en una Sicilia 2.0, debe contarse y leerse. Ahora es más fácil, porque la justicia ha levantado el secuestro cautelar de un libro que se ha pasado cuatro meses en dique seco tras dos años y medio de vida editorial y 11 ediciones a la espalda. Fue cuando el exalcalde de O Grove Alfredo Bea Gondar, un personaje nada principal pero sí emblemático del fenómeno aludido, decidió llevarlo a los tribunales y una jueza le dio la razón. Y todo porque Carretero relató en apenas dos párrafos unos hechos -la introducción en Galicia de 2.000 kilos de cocaína procedente de Cali- por los que Bea fue juzgado en el 2001. El libro está en la base de la exitosa serie de Antena 3 que se estrenará en la internacional Netflix.

-- Febrero de este año se reveló como un mes fatídico para la libertad de expresión en España. Valtònyc, ARCO, y el secuestro de ‘Fariña’ son casos distintos pero indican un clima común.

--Me preocupaba que se pudieran meter los tres casos en el mismo saco. Lo del rapero y la autocensura en ARCO tienen más que ver con la ley mordaza, que como ciudadano me parece muy preocupante. Pero en mi caso respondía a una demanda por derecho al honor que culminó en el secuestro de un libro. Lo que yo no sabía es que se pudiera secuestrar un libro en España.

--Sí, parece cosa del pasado.

--La frustración y el enfado fueron enormes. Luego, con el tiempo, me fui calmando hasta el punto de huir del show que el propio demandante quiso montar en las entrevistas.

--Bea Gondar soltó: «Si yo no fuera creyente y tuviera un revólver buscaba al tipo [es decir, a usted] y le pegaba un tiro en la cabeza».

--Fue por cuatro líneas en las que yo contaba algo que es verdad y que ahora en el recurso la justicia ha dicho que es verdad. Y esa era mi mayor preocupación, todo lo demás es ruido. Espero que todo haya servido para invitar a la reflexión, para que no vuelva a ocurrir.

--Más allá del levantamiento de la prohibición, ¿qué pasos se van a dar a partir de ahora?

--Seguimos pendientes de la sentencia por vulneración al derecho al honor. Está visto para sentencia y el fiscal, que nos dio la razón, dijo que iba a pedir que se desestimara el caso.

--El caso, también paralelo al de ‘la manada’, se ha sido visto como un desencadenante de la desconfianza del ciudadano frente a la justicia.

--Supongo que suma. Son granitos de arena que por separado responden a factores distintos pero el mensaje que cala es que algo está pasando en la justicia. En el caso de Fariña es que, aunque alguien pida 1.000 veces una medida cautelar como esta, 999 jueces van a decir que no. El problema vino cuando la jueza, por una razón que desconozco y jamás comprenderé, tomó esa decisión colaborando al clima de incomprensión ciudadana.

--Se habla muchas veces de la politización de la justicia. ¿Cree que la hubo en este caso?

--Quiero pensar que se trata de algo puntual que tiene más que ver con un error o una desidia y que nos habla del mismo funcionamiento del sistema judicial, con una sobrecarga de trabajo tremenda. Estoy seguro de que la jueza no sabía ni quién era este señor, ni quién era yo, ni qué era el libro. Creo que va más por ese camino que por lo de los intereses ocultos.

--¿Qué está diciendo ‘Fariña’ de la sociedad gallega?

--Esta contando un capítulo muy oscuro, pero al fin y al cabo un capítulo. También nos habla de un fenómeno criminal, de corrupción social, y al final el relato se convierte en algo didáctico porque podemos leer nuestra propia historia y darle una visión positiva de cómo maduramos como sociedad. Darnos cuenta de que las cosas que tolerábamos hace no tanto hoy nos parecen increíbles, y eso se refleja en el libro.

--¿Ha percibido en Galicia una cierta indulgencia frente a ese nada honorable pasado?

--Tenía miedo de que me acusaran de haber cargado las tintas, pero no ha sido así. La gente reconoció y aceptó este ejercicio.

--¿Existe un porqué que explique el fenómeno?

--La tolerancia social tiene que ver con muchos años de contrabando y estraperlo, algo beneficioso para unas zonas de Galicia muy atrasadas económica y socialmente. Donde no llegaba el Estado, llegaban los contrabandistas. Cuando aparecieron los narcotraficantes de cocaína esa idea ya estaba muy adentro. No es cuestión de culpar a la sociedad, sino de dar una explicación que no se reduzca al bien o al mal.

--En el libro, uno de los personajes se vanagloria de lo eficaces que eran los narcos gallegos en relación, por ejemplo, a los andaluces. ¿Cuál era el hecho diferencial?

--Muchos años de alianza con los grandes cárteles colombianos y una experiencia heredada de muchos años de contrabando ligada a un profundo conocimiento del mar. Cuando los cárteles buscaron apoyo en Europa, probaron en muchos sitios, pero solo en Galicia encontraron una infraestructura consolidada. Clanes que controlaban la sociedad, la política y las fuerzas del orden, capaces de descargar los fardos a plena luz del día. La eficacia de los narcos gallegos era reconocida hasta por la policía. Ahora en el Estrecho hay mucho movimiento y los pilotos de planeadores son gallegos y son muy buenos.

--El libro llegó a Mariano Rajoy gracias a Pablo Iglesias. Aquí la noticia es que, por lo que parece, el expresidente habría leído algo más que el ‘Marca’.

--Probablemente sí leyó el libro. Rajoy no quiso participar en todo esto cuando era presidente de la Diputación de Pontevedra. En los mentideros gallegos se cuenta que eso le valió la expulsión y la célebre frase de Manuel Fraga: «Mariano, vete a Madrid, aprende gallego, cásate y ten hijos». Rajoy fue amable, me envió una carta felicitándome por el libro que yo guardé porque no quería sacarle rédito, pero se hizo pública al incluirse como prueba de la defensa contra el secuestro.

--Posiblemente, Rajoy se salve, pero el libro pone al PP en el punto de mira.

--El PP era el partido en el poder y al narcotráfico le interesa el poder. El propio presidente de la Xunta es un hombre con un capítulo insalvable, esas fotos con un tipo condenado por narcotráfico que revelan su amistad.

--Eso le ha costado a Alberto Núñez Feijóo, aseguran algunos, no poder presentarse a las primarias para liderar el Partido Popular.

--Capeó aquella tormenta en Galicia, pero a nivel estatal, donde no se tiene tanta narcotolerancia, no sé hasta qué punto le habría pasado factura.

--¿Qué queda en la actualidad de aquellos años borrascosos?

--Por lo menos hoy el narcotráfico se interpreta en la sociedad gallega mayoritariamente en clave de criminalidad. Pero hay que ser crítico, sigue existiendo una gran fascinación por ese mundo. Hay muchas empresas, hoteles y restaurantes en Galicia, negocios que proceden del narcotráfico. Esto es un debe que todavía tenemos como sociedad.