Nicole Kidman presidió ayer la proyección del filme animado Happy feet, una historia protagonizada por pingüinos a la que presta su voz, ante 400 niños atendidos por diversas enfermedades en el Hospital Infantil de Sydney. El acto tuvo lugar en los estudios de la productora Fox de Sydney y coincidió con la visita de Kidman, de 39 años, a su país natal, al que llegó el pasado viernes para celebrar las Navidades con su familia. "Es adorable haber venido y hacer algo por los niños", dijo la actriz al diario Herald Sun.