Son parte de un fenómeno pop --o si se prefiere afterpop-- que, aunque no resulta demasiado novedoso en otras latitudes, sí lo es en el panorama de la narrativa española. Agustín Fernández Mallo (A Coruña, 1967) ha cerrado recientemente su celebrada trilogía con Nocilla Lab (Alfaguara), un volumen más experimental, con un espíritu más lúdico que las entregas anteriores, que actúa además como una reflexión sobre la propia obra, con algunos aspectos bastantes curiosos. Para empezar, Nocilla Lab aparece en un momento dulce para buena parte de los miembros de la también llamada Generación Nocilla, ese grupo de amigos escritores, con Fernández Mallo a la cabeza, que en tan solo tres años han dado un fulgurante salto desde las editoriales minoritarias hasta alcanzar la primera división editorial, bien en sellos independientes fuertes, bien en grandes grupos.

Es el caso de Eloy Fernández Porta y Juan Francisco Ferré (ambos fichajes de Anagrama, con el añadido del propio Mallo en labores ensayísticas). De Manuel Vilas, que acaba de publicar Aire nuestro en Alfaguara. Y de Jorge Carrión, otro de los ideólogos del grupo, que en febrero publicará la novela Los muertos en Mondadori. "Se nos ha hecho caso porque tenemos algo que decir", sostiene Mallo, a quien no le molesta utilizar el plural. Todos ellos se valen de referencias musicales, cinematográficas y, en especial, televisivas, le sacan un gran partido a sus blogs y se echan una mano tejiendo una red de amistad bastante rara en el oficio.

AMIGOS Y BLOGUEROS Algunos ejemplos: la imagen que ilustra la portada de Providence , la novela con la que Ferré ha sido finalista del Premio Herralde, fue elaborada, con el permiso de Andy Warhol, por Mallo. Fernández Porta y Vicente Luis Mora participan en el vídeo que sirve de presentación a Nocilla Lab y que puede descargarse en el blog de Mallo. Este y Vilas han firmado dos manifiestos. En uno de ellos se afirma: "La literatura en España se divide en escritores que combaten en la guerra civil y en escritores que combaten en la guerra de las galaxias".

La llegada de estos bárbaros con la aparición de Nocilla Dream , inicio de la trilogía, despertó en su momento no pocas susceptibilidades. En sus primeras declaraciones, estos jóvenes turcos, dispuestos a tomar al asalto la plaza fuerte del realismo imperante, lanzaron bombas a sus mayores. "Fernández Mallo ha tirado con bala contra mí, pero me cuesta enfadarme con él porque no va de divo", reconocía, como a su pesar, uno de esos escritores aludidos, inquieto ante el "quítate tú para ponerme yo" de los Nocilla. El autor gallego niega que haya habido contubernio: "Somos gente normal, celebramos la vida y la amistad. Nos llevamos bien. Pero no hay conspiraciones, no estamos organizados en cuadrillas".

MENOS COMBATIVO Hoy el grupo se muestra más mesurado y menos combativo que al principio. Ahora se guardan de decir que la crítica les trata mal porque faltarían a la verdad y terminan haciendo sorprendentes homenajes a autores consagrados. Nocilla Lab, la novela, culmina con un cómic dibujado por el también amigo Pere Joan en el que un personaje trasunto de Mallo --tiene su mismo aspecto-- se encuentra cara a cara con un jovencito Enrique Vila-Matas. "No tengo mucha relación con Vila-Matas, su inclusión es como una cita de pasada. No veo ningún problema en utilizarle. Es un autor de referencia y ha trabajado con la idea de la desaparición que está en mi libro".

Agustín Fernández Mallo se resiste, finalmente, a ser considerado el escritor de moda pero finalmente se pliega a valorar la etiqueta: "¿Eso quiere decir que tienes una buena recepción? Pues vale. Otra cosa es cómo te lo tomas tú. A mí no me ha dado vértigo. Dejemos que el tiempo sea el juez".