Siempre es complicado cambiar la forma de los símbolos en un país lleno de ellos. Los quince meses de apasionados debates sobre cómo debería acometerse la reconstrucción de la aguja de Notre Dame de París que se tragaron las llamas están a punto de terminar y parece que hay más partidarios de seguir los planos originales del arquitecto Viollet-le-Duc que de hacer experimentos vanguardistas.

La nueva ministra de Cultura, Rochelyne Bachelot, ha dicho este jueves en France Inter que existe "un amplio consenso", tanto en la opinión pública como entre los responsables que deberán tomar la decisión, para rehacer la famosa flecha gótica de forma idéntica a la que había antes del incendio que abrasó la catedral en abril del 2019. O, al menos, siguiendo el mismo estilo.

Eso significa que han ganado las tesis de la persona que mejor conoce la catedral, su actual arquitecto jefe, Philippe Villenueve, abiertamente hostil a la lectura contemporánea que barajó el propio presidente Emmanuel Macron con el templo todavía humeante.

Ni titanio ni hormigón

Al final no habrá ni techos vegetales, ni aguja de titanio, ni hormigón porque el concurso internacional de arquitectos prometido en su día por el ya ex primer ministro Edouard Philippe se limitará a la reorganización de los alrededores del templo, según Le Figaro. Aunque, teniendo en cuenta que Macron quiere reabrir Notre Dame en 2024, la opción conservadora ofrece la ventaja de ser más realista si se quiere ir deprisa.

Los grandes mecenas también se suman a la vía menos arriesgada. “La obra tiene que unir a la gente, no puede ser un motivo de discordia, sobre todo en este momento”, ha hecho saber François Pinault, dueño del grupo de lujo Kering y donante de 100 millones.

Los catorce miembros del consejo científico creado para la restauración de la catedral son igualmente partidarios de que París recupere la silueta icónica de Notre Dame.

Mientras, este jueves se ha reunido la Comisión nacional de patrimonio y arquitectura en la que se dan cita representantes de la administración, expertos y arquitectos para examinar en concreto tres elementos de la catedral -la aguja, el armazón del techo y el tejado- y dar su opinión al Gobierno sobre las modalidades de reconstrucción. La última palabra, no obstante, la tendrá Emmanuel Macron.