En el siglo XVI sí que sabían titular las obras, poco más y escribe: «Chanquete muere el domingo», como en aquella maravillosa portada de Teleindiscreta el año que estrenaron Verano Azul. El problemático reinado y la lamentable muerte de Eduardo II, rey de Inglaterra, y la trágica caída del orgulloso Mortimer.

La conocemos como Eduardo II y la escribió el simpar Christopher Marlowe, muerto en 1593, porque la fecha del nacimiento no la conocemos. Cuando le coronan, Eduardo II convoca a Piers Gaveston y el resto es historia. Era amigo de Roger Mortimer, amante de Isabel de Francia, la esposa del rey. Mortimer participó, en 1318, en la revuelta contra los Despenser, influyentes en la Corte de Inglaterra porque Eduardo II y Hugo el Joven eran amantes y Hugo manejaba por completo al soberano y se apoderó de las tierras que Mortimer tenía en Gales mientras él se encontraba guerreando en Irlanda. Haced el amor y no la guerra, etcétera.

Precisamente sobre Hugo LeDespenser y Eduardo II habla la obra que van a poder ver en el Teatro Alkázar de Plasencia mañana sábado a las siete de la tarde. Se titula Eduardo II: ojos de niebla. La protagoniza José Luis Gil (al que todos conocen por interpretar al Juan Cuesta de Aquí no hay quien viva. Los amores prohibidos de Eduardo II (que, sin embargo, «con su mujer cumplía el contrato matrimonial y con creces, porque le dio cuatro hijos y heredero al trono») le valieron el reinado y la traición de los suyos.

Con él están Ana Ruiz, Ricardo Joven -interpretando a Orleton, obispo de Hereford, que nos muestra, en palabras de su autor, Alfredo Cernuda, las intrigas de la Iglesia para acrecentar su poder y coronar reyes que sean fieles a sus propósitos-; Carlos Heredia, que se mete en la piel de Mortimer, Barón de Wigmore y Manuel Galiana, como Tolomei, el odiado prestamista judío.

«Quizá lo más importante que refleja la obra es su tremenda actualidad: la Iglesia continúa condenando el amor homosexual, las religiones continúan sembrando el mundo de fanatismo y dolor, y el poder del dinero somete más que nunca la voluntad de los pueblos. Es curioso que unos hechos ocurridos en 1327, siete siglos más tarde, tengan tanta vigencia. Cualquier periódico o programa de noticias, nos asalta a diario con las deudas de los estados, con el atentado sangriento de alguna facción terrorista, o con la negación de derechos a personas que simplemente tienen gustos diferentes. La gente que ha leído Ojos de Niebla, resalta que podría ser un drama actual solo con cambiar los nombres de los personajes». Lo ha escrito Cernuda. Y Jaime Azpilicueta, que dirige la obra, señala que se ha encontrado con la palabra, «solo la palabra·».

Echábamos de menos el teatro. Lo echábamos tanto de menos, en Mérida, ciudad asociada al teatro siempre, que tenemos sesión doble. Hoy, a las siete, Verbo Producciones nos trae a la Sala Trajano Una comedia rusa. Natalya acaba de perder a su marido, que le ponía los cuernos un día sí y otra también. La cosa es que tiene un pretendiente. Y ella le quiere. Pero es viuda. Así que se rebela. ¿Cómo? Pues, como dice Fernando Ramos, el director, «de la única manera en que una mujer podía en aquella Rusia zarista del siglo XIX: volver a casarse, pero, esta vez, con quien ella eligiera».

¿Por qué una compañía extremeña se va a Rusia? Pues porque Fernando Ramos ha adaptado dos obras de Antón Chéjov: El oso y La petición de mano. Uno de los dilemas que plantea es este: «¿Somos felices o somos obedientes?».

¿Qué ocurre cuando se te exige ser obediente y estás enamorada y tú también eres artista pero tu lugar en el mundo no es ese porque eres mujer?

«Siento que estoy haciendo justicia», me dice Maite Vallecillo. Es la protagonista de La vida secreta de Petra Leduc, junto a Nuqui Fernández y Jorge Barrantes. Por cierto, Nuqui también estará en Héroes y heroínas, para público infantil, a las seis de la tarde el domingo también en la Sala Trajano.

De esta obra, Manuel Sesma dijo: «Memé Tabares dibuja con exquisito pulso y sumo encanto lo que se asemeja a un juicio oral sobre la presunta locura de la escultora Petra Leduc. El personaje de ficción está inspirado en la artista Camille Claudell». Y, sobre todo «La puesta en escena aporta cierto vértigo intelectual al espectador ya que dos estupendas actrices y un admirable actor interpretan varios personajes por medio de un formidable juego escénico de fácil comprensión».

Qué vidas tan difíciles. Hace varias décadas John Boswell publicaba Cristianismo, tolerancia social y homosexualidad: los gays en Europa occidental desde el comienzo de la era cristiana hasta el siglo XIV.

Se ha investigado poco sobre ello después. La historia de las mujeres ha sido siempre la historia de la vida privada. El luto, la viudedad, la casa del padre, ser excepcional en tu arte y no llegar nunca o tener que usar seudónimo o disfrazarte para estudiar o que te detengan por votar.

Sigue ocurriendo. A veces miras ciertas vidas y piensas: qué hubiera pasado si hubiera nacido en Occidente como varón blanco rico heterosexual.

La perla

La perlaLas ideas no se matan. Es una frase que aparece en cuanto leen una biografía de Fidel Castro. Las ideas no se matan, pero se encarcelan. Y da mucha vergüenza. Porque uno puede tener ideas de mierda: realmente, las hay de todo tipo: tontas, peligrosas, suicidas, incitadoras a la violencia y al odio, geniales, divertidas, ocurrentes, clarividentes, deleznables… Y podemos tender a la censura, la autocensura (que es maravillosa en algunas circunstancias y temible en otras) o a aprobar leyes que establezcan penas contra ellas. No están siendo tiempos propicios para debates intelectuales, ojalá hubiera debates sosegados sobre los discursos que lanzamos, la libertad de expresión, los mensajes políticos y nuestro posicionamiento con respecto a todos ellos. Ojalá pudiéramos.