Quedan tres días para que Wall.e aterrice en España. ¿Otra película infantil? No. Esto va mucho más allá. Los estudios Pixar --creadores de genialidades como Ratatouille y Los Increíbles -- han lanzado ahora un órdago: un filme de animación que está más cerca del cine mudo de Buster Keaton y Charles Chaplin que de los cuentos para niños. En los 45 primeros minutos de Wall.e apenas hay diálogos.

A falta de palabras, las emociones se transmiten a través de los gestos, lo cual es mucho decir teniendo en cuenta que se trata de una historia de robots. A nadie le debería extrañar que Wall.e acabara compitiendo por el Oscar en la categoría de las mejores películas.

La nueva apuesta de Pixar narra cómo un abandonado planeta Tierra está inundado de residuos. No hay vida. La excepción es el oxidado robot recogedor de basura Wall.e y una entrañable cucaracha. Todo está tranquilo en ese mundo de desperdicios hasta que llega la perfecta Eva, un impoluto robot dotado con la mejor tecnología ante la que Wall.e se volverá loco de amor.

ECOLOGIA Y COMIDA BASURA No se trata solo de una bellísima historia de chico conoce a chica. La película también habla de la paciencia y el sacrificio, así como de la ecología y el modo de vida sedentario en el que la comida basura y la televisión han idiotizado a los seres humanos. "Es una crítica brutal y constructiva al sistema", afirma Enrique Vila, uno de los tres animadores españoles de Pixar. "La cinta busca las razones de lo que ha ocurrido. No se queda solamente en plantear lo mal que está el mundo", añade Rodrigo Blaas, otro de los animadores.

Carlos Baena, el tercer español de la plantilla de Pixar, considera que Wall.e asume muchos riesgos cara a la taquilla. Entre ellos, la falta de diálogos durante más de 40 minutos y la ausencia de famosos para poner voz a los personajes. "Todo esto es un peligro pero, al mismo tiempo, el público lo agradece. Ahora mismo, hay tantas y tantas películas que es muy difícil sorprender a la gente. Wall.e lo hace. Es una película diferente", resume Baena.

Los tres animadores admiten que el hecho de que Wall.e sea una apuesta mucho más arriesgada que otras cintas de la factoría Pixar como Buscando a Nemo no impide que los niños la disfruten igualmente. "Siempre creemos que los niños comprenden menos de lo que lo hacen en realidad, pero lo pillan todo", responde Rodrigo Blaas.

Su compañero Enrique Vila destaca que la película también contiene muchos guiños para los adultos. Ese es, precisamente, el logro de la factoría Pixar: "Ir más allá. Aportar cosas. Contar historias. Y, sobre todo, arrancar a las películas el corsé del género de animación".