Hay libros que, antes de llegar a las librerías, ya tienen lectores que los esperan con impaciencia. Es el caso de La traición de Roma (Ediciones B), fin de la trilogía histórica sobre Publio Cornelio Escipión, el militar romano que derrotó a Aníbal, con la que hace tres años debutó como escritor el filólogo y lingüista Santiago Posteguillo.

Y es que tras el éxito de Africanus y Las legiones malditas , la tercera entrega de la serie, que el pasado día 7 llegó a las librerías con una tirada de 60.000 ejemplares, ha logrado, en solo seis días, colarse en las listas de los más vendidos en librerías como Fnac o La Casa del Libro, y ha obligado a la editorial a realizar una reimpresión de 10.000 ejemplares para satisfacer la demanda de los puntos de venta.

Que las 872 páginas de La traición de Roma , que el autor presentó en Mérida la pasada semana, hayan generado tal interés inicial tratándose de una novela histórica, género del cual el mundo editorial anda sobradamente nutrido, significa que las 1.600 páginas que sumaban las dos primeras partes de la serie dejaron con ganas de más y no defraudaron. Todo lo contrario, además de vender entre ambas más de 100.000 ejemplares, acumulan comentarios y reseñas positivas.

Basta con echar un vistazo a algunas páginas de internet de aficionados al género, como www.novilis.es o www.novelahistorica.net, o leer por ejemplo la opinión sobre Africanus , la primera parte de la trilogía, del historiador Carlos García Gual en la revista Historia National Geographic: "El autor sabe aprovechar la ventaja del novelista frente a la del historiador: la de mover su cámara de una escena a otra representando espectaculares batallas y vibrantes sesiones del senado unas veces, y cuadros de la vida cotidiana otras".

Nadie le discute ya a Posteguillo, admirador de Colleen McCullough y Robert Graves, que se codee autores españoles consagrados de la novela histórica como José Luis Corral, Sánchez Adalid, Mateo-Sagasta, León Arsenal, Maeso de la Torre, Antonio Cabanas, Matilde Asensi o Julia Navarro.