La primera vista del juicio, en Rumanía, a los seis presuntos ladrones de las siete obras maestras --firmadas por Picasso, Matisse, Gauguin, Freud, Meyer de Haan y Monet-- robadas en el Kunsthal de Róterdam, en el 2012, despertó la esperanza entre los amantes del arte, y también entre los propietarios de las piezas, por la suerte corrida por los óleos sustraídos. Así, mientras la madre de Radu Dogaru, el cabecilla de la banda, afirmó en julio haber quemado los lienzos en una estufa (luego se desdijo); ayer, los abogados de la defensa ofrecieron devolver cinco de las piezas sustraídas a cambio de trasladar el juicio a Holanda, donde las penas no son tan severas. De momento, por cuestiones legales, el proceso se ha aplazado hasta el 10 de septiembre. Pese a todo, un peritaje de expertos rumanos en arte afirma que entre las cenizas de la estufa se encontraron clavos y grapas de más de un siglo de antigüedad procedentes de tres o cuatro cuadros, así como pigmentos que ya no se usan.

Los acusados son los tres presuntos ladrones --uno, fugado, será juzgado en rebeldía-- y tres cómplices. Los primeros entraron en el museo y se llevaron las obras que luego trasladaron a Rumanía por carretera. Los segundos les encubrieron e intentaron vender los óleos por 50.000 euros, un precio muy por debajo de su valor real (100 millones de euros).