El año no comienza casi nunca un uno de enero. Para los escolares, es septiembre, con el olor final de la eternidad del verano, los forros, los libros nuevos, las gomas de borrar. Cuando uno crece, se sigue aferrando a septiembre, aunque luego el tiempo corra y ya el noveno mes del año solo signifique infancia.

Desde hace un septenio, mi fiesta de fin de año es la gala del FanCineGay. Debería haber sido este sábado, día 14, pero la gala será virtual: a las diez de la noche se retransmite por YouTube.

Creo que es hermoso, aunque no hayamos podido estar.

Es hermoso porque, además, este año han premiado a la serie Veneno, de los Javis, Javier Calvo y Javier Ambrossi, que a veces han tenido algunas declaraciones algo desafortunadas, pero que han concitado… las lágrimas. Ha sido, dicen desde el FanCineGay, «la primera serie española en visibilizar la realidad de las personas trans desde el respeto y la dignificación. Una serie que se basa en la historia de Cristina Ortiz La Veneno y cuenta con todo un elenco de increíbles actrices como Isabel Torres, Daniela Santiago, Jedet, Lola Rodríguez, Desiree Rodriguez, o Paca La Piraña; donde cada una de ellas transmite, desde el comienzo de la serie hasta el final, una mezcolanza de emociones».

Y, sobre todo, es la primera vez que la mayoría de las actrices son mujeres trans interpretando a mujeres trans, lo cual supone un avance en los derechos del colectivo, «en un momento en el que los derechos de las personas trans están en debate». Por eso se eligió proyectar largometrajes como Port Authority o Indianara.

Al final, son «mujeres que se atrevieron a ser ellas mismas a pesar de tener a una sociedad de frente» y, por eso, este premio «es un homenaje a todas ellas, a las que están y a las que se fueron. Un homenaje a todas las actrices que dan vida a la Veneno por hacer que la sociedad española se mire al espejo y se sienta responsable del trato que se le dio a Cristina Ortiz y a muchas otras. Un homenaje a todo el equipo que ha hecho posible un cambio en la forma de visibilizar a las personas trans en el cine».

Y la organización del FanCineGay ha dado las gracias por una serie que, a la vez que duele, es necesaria y por «dignificar a las mujeres trans en un momento en el que se las intenta arrebatar sus derechos más básicos, como su autodeterminación».

Al final, se trata de contar historias.

Ángel Briz también sabe contar historias: «En este 2020 del covid-19 se celebran precisamente los 125 años desde que los hermanos Lumière inventaran el cinematógrafo y la sala de cine. Lo idearon para que muchos espectadores se juntaran alrededor de una pantalla grande y compartieran las emociones de ver una película. Hoy que la amenaza se cierne sobre las salas, y grandes festivales presenciales se han suspendido, desde el Festival de Cine Inédito de Mérida creemos que es el momento de volver al cine», dice.

Él dirige el Festival de Cine Inédito de Mérida. Y, como todos los años, hago una aclaración: formo parte del cineclub que lo organiza: estoy en la junta directiva, de hecho, pero tengo que contar cuál es la cultura que nos viene y este festival es uno de los más hermosos de España. Y digo de España y no de Extremadura porque es el único en el que vemos películas que solo se han podido ver en Cannes, San Sebastián, Sundance, Toronto, Venecia o la Berlinale. Mis amigas cinéfilas (hola, Cristina; hola, Vanessa) me llaman desde Oviedo y Málaga capital todos los años para saber qué películas vamos a proyectar. La semana que viene las desgranaremos todas. Esta semana les contamos solo que The Pogues son los hacedores del mejor villancico jamás compuesto, Fairy Tale of New York. La compusieron Jem Finer y Shane MacGowan y con ellos comienza el Festival de Cine Inédito, con un documental producido por Johnny Depp: Crock of gold, firmado por Julien Temple. Ganó el Premio Especial del Jurado en San Sebastián.

Tanto el FanCineGay como el Inédito, que son primos hermanos, no se plantearon (bueno, la idea sí estuvo en la mesa, claro, porque el coronavirus lo ha impregnado todo) hacer un festival on line: «un festival es presencial o no lo es», dice Briz. «Vamos a recordar esta decimoquinta edición por la pandemia, por las mascarillas y los geles, pero también porque demostraremos que se puede ir al cine con seguridad».

Lo he dicho anteriormente: ¿qué recomendar? ¿Quedarse en casa? ¿Salir solo a comprar? ¿Cómo nos afecta a la salud mental? ¿Qué riesgos podemos correr? No van a estar sentados juntos: en el resto de los festivales, las sillas eran individuales: uno sí, uno no, uno sí, uno no… Se cuida mucho que la cultura sea segura, de verdad. Y el sector está viviendo horas muy bajas, y muy complicadas, da igual que haya sido un sector siempre en crisis. Pocas veces han sufrido tiempos tan difíciles y tan inseguros. ¿Cómo sobreviviremos?

Si queremos que mañana haya cultura, hemos de empezar hoy a ocupar salas, museos, teatros. Con mascarilla y distancia, pero estando.