Hace un año y medio, Antonio Morán y su hijo Carlos decidieron unirse artísticamente bajo el nombre Moran Sociedad Artística. Ayer ganaron su primer premio, el internacional de escultura de Caja de Extremadura, dotado con 18.000 euros más 70.000 para realizar la obra. Habían presentado Escena 3 , la imagen de un hombre con las manos en los bolsillos que mira con indolencia a otro agachado con la cabeza y los brazos hundidos en la arena.

El jurado formado por Xosé Antón Castro Fernández, Julio López, José Pérez-Guerra, José Luis Sánchez y Pedro Terrón eligió por mayoría esta obra entre los ciento ochenta y nueve proyectos que optaban al premio. Igualmente, seleccionó, para una exposición posterior, veintiséis proyectos. La imagen ganadora se instalará en un espacio público de Plasencia.

No quiso Antonio Morán dar más detalles de esta imagen, que forma parte de una secuencia dramática, compuesta por otras esculturas. Morán (Malpartida de Plasencia, 1956) fundó el Espacio de Arte Contemporáneo Morán en Casas de Castañar. Ahora, a causa de la crisis, se encuentra cerrado. "No hay un mercado del arte que le permita pervivir a uno en un área rural como esta", señaló el artista extremeño a este diario. Aunque ha recibido en alguna ocasión ayudas públicas, estas no han sido suficientes como para mantener el proyecto, que en gran parte de su tiempo ha funcionado, "como se dice, por amor al arte".

Morán estudió en la Escuela de Artes de San Eloy de Salamanca modelado y dibujo. Tras pasar por varios talleres de escultura, inició su andadura en solitario con su propio taller, que ha establecido en el Valle del Jerte. Su hijo Antonio (Plasencia, 1980) se licenció en Geografía por la Universidad de Salamanca. Después de pasar por la universidad y tras una estancia de 15 meses en Nueva York, decidió colaborar con su padre.

No es habitual una confluencia artística como la que han sellado ambos. Pero es un equipo que funciona, asegura el padre. De hecho, han fundido sus trayectorias individuales y actualmente trabajan conjuntamente sus proyectos. "Ponemos en común nuestras ideas, debatimos de forma respetuosa y cada uno hace sus aportaciones. No hay un dominio mío por el hecho de ser el padre".

Eso sí, las tareas de cada uno están más o menos definidas. Antonio Morán trabaja las esculturas y su hijo, en la imagen, en el mundo audiovisual y de las nuevas tecnologías.

De manera que en la obra ganadora del premio, él aportó el concepto y el padre, el trabajo con la escultura. "Aunque mi hijo también colaboró en ese trabajo físico".