EL MUCHACHO SILVESTRE

Paolo Cognetti

Minúscula

Con Las ocho montañas, el italiano Paolo Cognetti (Milán, 1978) ganó este año de una tacada el Premio Strega, el Strega joven (otorgado por los alumnos de instituto italianos) y el Medicis a la mejor novela extranjera en Francia. Es una declaración de amor a la naturaleza, aunque no solo eso, que llegará traducido en el 2018. Mientras ello ocurre, bueno será aproximarse con El muchacho silvestre (Minúscula), el primer texto del autor que se vierte al castellano y que escrito con anterioridad a la novela supone su reverso emotivo y real.

El muchacho silvestre es la crónica de cómo llegada a la treintena y con una crisis personal inespecífica a su espalda decidió aislarse durante meses, desde abril y hasta la llegada del invierno, en un lugar montañoso del Valle de Aosta que frecuentó con sus padres cuando era niño. Aquí transita por primera vez en el terreno de lo autobiográfico y en cierta manera se interroga físicamente sobre su propia masculinidad. «Fue una novedad para mí porque hasta ese momento mis historias estaban protagonizadas por mujeres», explica Cognetti.

Acompañado de mucha literatura al respecto e impulsado por el idealismo de Hacia tierras salvajes, libro que dio lugar a la celebrada película, hizo suyo el aliento del malogrado protagonista, Chris McCandless, que enamorado de Henry David Thoreau quiso enfrentarse a los «hechos esenciales de la vida» y acabó muriendo en Alaska. Con grandes diferencias. A 2.000 metros de altitud y en una casa alejada, Cognetti no pretendía hacerse el héroe. Si la cosa se torcía iba a salir corriendo. Pero no fue así. Asegura que fue duro pero mereció la pena y el resultado es este libro a medias crónica, libro de viajes y reflexión literaria y de ninguna manera un manual de supervivencia. No estaba del todo solo. Muchos libros, que formaban parte de una desconocida tradición italiana montañesa, le acompañaron.