Ocho meses antes de comenzar los ensayos de Urtain , Roberto Alamo (Madrid, 1970) se metió cuatro horas diarias de gimnasio. Además, leyó cientos de noticias y entrevistas con el boxeador vasco. Y así fue construyendo un personaje que ayer le puso en bandeja de plata el título de mejor actor de teatro. Urtain , impactante retrato del púgil utilizado por el franquismo como símbolo y marca, arrasó ayer en los Premios Max de las Artes Escénicas. La ceremonia, sin embargo, estuvo marcada por la polémica porque el palamarés, por primera vez en las trece ediciones de los galardones, se hizo público con horas de antelación debido a una "interferencia informática", según explicaron los organizadores. Algunos premiados, como Sol Picó (mejor coreografía) se burló del error y aprovechó la ocasión para reclamar más atención al mundo teatro, que vale tanto o más que el cine. "Parece que solo existen los premios Goya, que son estupendos", criticó.

Polémicas aparte, el emotivo montaje de la compañía Animalario fue el rey absoluto de la gala, celebrada en el Museo Reina Sofía de Madrid. Urtain se llevó nueve estatuillas de las 12 a las que estaba nominado, incluidas las más nobles: mejor espectáculo, autor (Juan Cavestany), director (Andrés Lima), actor protagonista (Roberto Alamo) y de reparto, Alfonso Lara, que se lo arrebató a otro miembro de Animalario: Alberto San Juan. A pesar de no llevarse el galardón, el actor estaba de todo menos triste y cabizbajo. Animalario, la compañía que hace años se atrevió a subir al escenario la fastuosa boda de la hija del expresidente José María Aznar, es el mejor productor privado de teatro, según se sentenció ayer (el año pasado conprodujo Tino Andrónico con el Festival de Teatro de Mérida). Su nombre se impuso al de otras empresas, como Focus y Baraka Teatro, que también aspiraban al título.

El vendaval Urtain --obra que se ha recorrido toda España y ha sido doblemente programada en la cartelera madrileña-- provocó que otras grandes montajes, como Mort d´un viatjant/Muerte de un viajante , fueran las grandes derrotadas a pesar de haber sido un de las citas indispensables (y bilingües en catalán y castellano) de la temporada. La obra --descrito por su director, Mario Gas, como "el hundimiento del hombre occidental dentro de la estructura capitalista" --aspiraba a siete, pero solo se llevó uno: el de adaptación, que recayó en las manos de Eduardo Mendoza. Mort d´un viatjant aspiraba a conquista el de mejor espectáculo, al igual que La casa de Bernarda Alba , que no logró ninguna de las cuatro estatuillas. Entre ellas, la de mejor actriz protagonista, Rosa Maria Sardà, que vio cómo su colega Blanca Portillo le robaba el título por su participación en Hamlet . El premio a la mejor actriz de reparto fue para Carmen Machi por Platonov , un de los más geniales textos de Chejov.

Donde no hubo polémica fue con el premio Max de Honor, que recayó Josep Maria Benet i Jornet, que se hizo público en abril. Otro barcelonés, el fallecido Manuel Gas, se llevó el de mejor director musical por Sweeney Todd , que en esa categoría venció a Urtain . Su hermano Mario Gas recogió emocionado la estatuilla.