Lo ha dicho Gloria Steinem, una de las más destacadas feministas de Estados Unidos: "Progreso y retroceso tienden a ir juntos y hay que aprender a aceptar los retrocesos, pues constatan que ha habido progresos".

La cita se reproduce estos días cuando se habla de los Oscar. Hace un año, Kathryn Bigelow hacía historia al convertirse en la primera mujer ganadora del máximo premio de la Academia de Hollywood en la categoría de dirección por En tierra hostil . Mientras mujeres en la política estadounidense hacían añicos el llamado techo de cristal, ella acababa con el techo de celuloide. Pero si alguien esperaba que la industria dejara a otras seguir por esa brecha, deberá seguir esperando. Al menos de momento.

Solo cuatro mujeres que se han colocado detrás de la cámara en largometrajes acudirán el domingo al Kodak Theater de Los Angeles: Lisa Cholodenko, directora de Los chicos están bien ; Debra Granik, de Winter´s bone ; Lucy Walker, la documentalista que ha creado Waste land , y Susanne Bier, cuya película In a better world es candidata al Oscar al mejor filme de habla no inglesa, representando a Dinamarca.

HOMBRES BLANCOS Las dos primeras han llevado sus obras hasta la lista de 10 nominadas a mejor película. También, a las de mejor guión (original en el caso de Cholodenko y adaptado en el de Granik) y a dos nominaciones más por el trabajo de sus intérpretes. Aun así, ninguno de sus nombres se escuchará en la categoría de dirección, donde en 83 años solo se han pronunciado los de Lina Wertmüller, Jane Campion, Sofia Coppola (este año obviada por Somewhere) y Bigelow.

Los realizadores de Toy Story 3 , Origen y 127 horas , candidatas a mejor película, tampoco han pasado el corte de solo cinco aspirantes a la estatuilla a director, pero el caso de las mujeres lleva a reflexionar sobre el continuo dominio masculino en Hollywood, donde la preponderancia de hombres blancos en los puestos ejecutivos de los grandes estudios se traduce en un ambiente menos amistoso hacia proyectos femeninos del que se siente en estudios más pequeños y en festivales como el independiente Sundance. Lo ha dicho Cholodenko: "El dinero sigue siendo la meta" en Hollywood y quizá lo que hay "no es sexismo, sino diferencia de intereses".

Recientemente el Centro para el Estudio de las Mujeres en Cine y Televisión de la Universidad de San Diego publicó su informe anual sobre empleo femenino en 250 de las películas más exitosas de EEUU. En el 2010, las mujeres representaron el 16% de directores, productores y productores ejecutivos, guionistas y montadores de esos títulos, un descenso del 1% respecto al 2009. En la categoría de dirección, el porcentaje se mantuvo en el 7%, dos puntos más respecto a 1998.

"Es duro, en todos los sentidos", ha declarado Lucy Walker, alumna de la histórica documentalista Barbara Kopple y que este año firmó, Waste land . "Es difícil ser financiado y respetado, tener confianza en uno mismo e incluso elegir esta carrera si quieres tener familia. No veo en qué manera es más fácil ser mujer, salvo porque disfruto el reto de aportar una perspectiva diferente".

Hay directoras, como la realizadora de Crepúsculo , Catherine Hardwicke, que ni siquiera buscan esa visión distinta, sino probar que pueden hacer películas en géneros a los que tradicionalmente no se les asocia.

Hardwicke ha denunciado que ni siquiera se le dejó tener una entrevista cuando intentó proponerse al estudio para dirigir The fighter . Hay, pese a los problemas, muchos que ansían más historias como las de Cholodenko o Granik, incluyendo al gurú de los guionistas Robert McKee, que en su blog en The Hollwyood Reporter ha escrito: ±"i hay algo que este mundo necesita en términos de narración es, por Dios, oír lo que las mujeres tienen que contar como directoras y guionistas". H