Los que dijeron que ese matrimonio nunca funcionaría tenían razón. Paul McCartney y su esposa, Heather Mills, anunciaron ayer su separación "amistosa" después de cuatro años de agitada relación conyugal. En un comunicado conjunto la pareja echó la culpa de su fracaso a la prensa, al "encontrar cada vez más difícil mantener una relación normal con la constante intrusión" en sus vidas privadas. En consecuencia, ambos han acordado seguir en el futuro "por caminos diferentes". La antigua modelo de lencería y el exbeatle se casaron en el espléndido castillo irlandés de Leslie, en junio del 2002, y tienen un hija en común, Beatrice, de 2 años.

Los rumores de separación comenzaron hace unos días, cuando McCartney fue fotografiado dando paseos meditativo y tomando copas en solitario en la Costa Azul. Heather, desde la mansión familiar de Hove, en Inglaterra, negó la ruptura. Pero el músico no volvió a casa y ha buscado refugio en su granja inglesa de Peasmarsh, en East Sussex.

BRONCAS CONSTANTES Quienes frecuentan a la pareja aseguran que las broncas entre ambos han sido constantes y los celos de ella por el protagonismo indiscutible de él han hecho su convivencia poco menos que insoportable. "No podemos seguir así. No es justo para nadie. Ya basta", le comentó McCartney, de 63 años, a un amigo, que después se confió a un periodista del Daily Mirror.

El divorcio de sir Paul puede ser el más caro en la historia del Reino Unido. Heather, a la que muchos británicos siempre han visto como una cazafortunas, no se irá a los 38 años con las manos vacías. En contra de la opinión de su familia, el músico, que la pasada temporada ganó más de 70 millones de euros con las ventas de su gira por Estados Unidos, no firmó un acuerdo prematrimonial que hubiera limitado la compensación a su esposa en caso de divorcio. Aquella prueba de confianza infinita puede significar que Heather se lleve 300 millones de euros, de los 1.200 millones acumulados por el músico durante cinco décadas de carrera. "Si se llega a una disputa legal, va a ser uno de los mayores, sino el mayor caso de divorcio en los tribunales ingleses", señaló el abogado Alan Kaufman, especialista en litigios matrimoniales.

McCartney estuvo casado anteriormente con la norteamericana Linda Eastman y durante 29 años de matrimonio solo durmieron separados una noche. La relación, de la que nacieron el músico James, la fotógrafa Mary y la diseñadora Stella, terminó en 1998 cuando Linda murió a consecuencia de un cáncer. Hundido en una fuerte depresión, al cabo de un año McCartney conoció a Heather, divorciada de pasado turbulento, cuya carrera de modelo terminó bruscamente en 1993, cuando perdió una pierna en un accidente. Su fuerte carácter fue lo que más impresionó a McCartney.