La verdad acerca de la teleserie de los 60 The green hornet es que la estrella nominal era con frecuencia eclipsada por su mucho más cool gregario, encarnado por Bruce Lee. Convertir esa tensión latente en punto focal es quizá el único golpe de genio de esta nueva versión. Así pues, The green hornet , la película, es cine de superhéroes travestido de buddy movie y, por tanto, terreno propicio para su protagonista, el dotado improvisador Seth Rogen. Sin embargo, si en Virgen a los 40 Rogen peloteaba one liners con Steve Carell y Paul Rudd, y en Superfumados formaba pareja con James Franco, aquí intercambia réplicas con un taiwanés que no sabe improvisar porque apenas conoce su idioma. Ese es un primer problema. Hay dos más, al menos.

El segundo es que The green hornet quiere nadar y guardar la ropa, satirizar las películas basadas en cómics y a la vez ofrecer una réplica verosímil de ellas, pero a cambio se muestra incapaz de ofrecer una trama de acción convincente. Si el resultado es una tediosa sucesión de explosiones, persecuciones y gags homosexuales o testiculares casi totalmente carente de personajes y tramas jugosos, de tensión dramática, riesgo y interés es porque Rogen y su coguionista Evan Goldberg no se toman en serio los elementos más oscuros o más complejos de su historia.

El tercer problema derivado de la ubicuidad de Rogen --actuar, escribe y produce el filme-- es que anula al director Michel Gondry. Pocos puntos de conexión se identifican aquí con los trabajos anteriores del cineasta, y es una pena. Gondry, uno de los grandes imaginadores del cine moderno, podría haber hecho maravillas con una materia prima tan llena de ingredientes potencialmente alucinógenos.