La semana pasada, un libro de “prosa poética” firmado por la autora anónima de una cuenta de Twitter que firma como @SrtaBebi, con una muñeca Barbie como avatar, estaba entre los 10 títulos más vendidos en el ránking de EL PERIÓDICO. En el último año se han sucedido apariciones similares con libros de poesías firmados por músicos de rap y hip hop, cantautores o ‘booktubers’. Y no se trata de una ilusión. Desde hace un par de años las mesas de novedades de las librerías están ocupadas por decenas de títulos a los que el aparato comercial ya ha puesto la etiqueta de ‘poesía adolescente’ y sus promotores prefieren calificar de ‘poesía urbana’ o ‘poesía joven’. Un fenómeno que mueve cifras inimaginables en el mundo de la edición de poesía en España (hasta 50.000 o 60.000 ejemplares) y que ha adoptado características y estrategias que hasta ahora se habían aplicado al campo del ‘best-seller’ de ficción o al fenómeno paralelo en muchos aspectos (no en cuanto al contenido, sí en cuanto al ‘target’ generacional y al uso de nuevos medios) del 'libro de youtubers’.

Las mesas de novedades de poesía de las librerías en castellano, ocupadas hasta no hace mucho por los títulos de Visor y Tusquets, rebosan de títulos lanzados por editoriales independientes comoFrida Poesía o por grandes grupos que aplican fórmulas similares y han fichado algunos de sus autores, con los sellos deEspasaesPoesía o Planeta. Son autores activísimos en redes sociales, con una red de seguidores que acude a sus recitales, comoMarwan, Diego Ojeda, Rayden, Nach, Vanesa Martín, Carlos Salem, Irene X o Loreto Sesma.

ESPASA ES POESÍA

Hace cerca de un año, la editorial Espasa creó un sello específico para este tipo de autores. “Cuando hemos visto este boom de jóvenes poetas hemos querido participar”, dice su editora, Ana Rosa Semprún. ¿Se trata de una actualización de la poesía romántica para adolescentes? “Tratan los temas que interesan y preocupan a la gente joven, y uno de ellos es el amor”, reconoce. La responsable de la colección, Belén Bermejo, destaca el valor de alguno de sus autores. Y también su actividad en redes sociales y su condición ‘crossmedia’ “La poesía es una dimensión más de la carrera como cantante de Diego Ojeda; Loreto Sesmas es una poeta excelente, que a los 18 años ya tenía seguidores en Youtube porque recita maravillosamente; a Raydan, en cada presentación le piden que rapee un poema…”

Víctor Fernández, de la editorial Frida Poesía, reconoce que se ha producido “una degradación en búsqueda de aspectos más comerciales que artísticos” pero que, teniendo en cuenta los índices de lectura entre los jóvenes, la alternativa a estos poesías “que llegan a través de las redes sociales, utilizan un lenguaje real y rechazan el elitismo de quienes conciben la poesía como un diálogo con cuatro iniciados capaces de descifrar criptografía” es conformarse a “un género condenado a los altares pero sin lectores”. No se siente cómodo Fernández, no obstante, con la etiqueta de “poesía adolescente”. “Es una etiqueta que se le ha puesto desde la ortodoxia poética que no entiende que estos poetas tengan esta repercusión”.

¿Cuál es el punto de vista desde esa ‘ortodoxia’, que podría estar representada por autores como los que publica Tusquets en la colección de poesía que dirige Antoni Marí? Desde voces como Benjamín Prado o Luis García Montero, positiva. “Es un fenómeno extraordinario”, dice Antoni Marí, que “da la medida de todos los registros que puede tener la poesía”.

LA VISIÓN CRÍTICA

Tiene una visión más crítica del fenómeno Marcus Versus, autor, editor y distribuidor desde Harpo Libros y Ya lo dijo Casimiro Parker, impulsor de bares clave en el circuito de recitales poéticos en Madrid como Diablos Azules, Buckowski Club y ahoraAleatorio. “Ha llegado el fenómeno fan a la poesía y las grandes empresas lo están exprimiendo”, dice. “Se habla de cifras, de libros vendidos, de seguidores en twitter, hay más interés en vender libros que en aportar algo a la poesía; mientras, los mejores poetas son los que menos éxito tienen, Óscar Hahn ha estado recitando en Aleatorio para ocho personas, y de la mayoría de títulos no se venden más de 200 ejemplares”, añade, escéptico

Para Marcus Versus, la etiqueta de poesía adolescente no es injusta -“es lo que viene después de Disney: textos fáciles que enlazan muy bien con una población lectora muy, muy joven, de 13, 14, 15 años”- aunque no deja de ser “muy positivo que estén leyendo poesía”. ¿La clave del éxito? “La conexión lingüística, un lenguaje muy sencillo, tratar las vivencias que se tienen a los 20 años y las situaciones que se viven en el día de hoy: algo que se puede hacer muy bien o muy mal; Karmelo Iribarren, por ejemplo, escribe muy bien de esa manera muy sencilla, pero no venderá esos 50.000 ejemplares”.

Aunque formalmente puedan confundirse las propuestas más comerciales con las de Harpo, u otras editoriales como Lapsus Calami o Ars Poetica, en su catálogo solo una autora como Irene X. participa de esta ola de éxito masivo de la poesía joven, aunque su contenido tenga poco que ver con otros autores. “Es un animal, no tiene nada que ver con todo esto; me asusta que haya adolescentes que la lean, es muy bruta, muy oscura, muy cañera”, apunta el editor.