Por amor y por odio dimos gesto sediento, retamos a la muerte a darnos una excusa para apagar la alquimia final de nuestro aliento y encender con verdad su desdicha futura. / Llegamos al enclave de nuestro encantamiento y allí no más había que pobres posesiones de algún amor sin fecha y algún odio sin tiempo, algún verso sin sernos más que verso ¡Traiciones!

POR AMOR y por odio la soledad certera llegó sin avisar midiéndonos los pasos, con ojos de lechuza, colmillos de pantera, memoria de elefante y astucia de leopardo. / Si escrutamos la tierra ignorando sus lenguas fue para no sentirla gemir desde los otros y si huimos desnudos sobre nuevas praderas fue por salvar al niño madurado en nosotros.

POR AMOR y por odio nos preñamos de tiempo para hacer lo imposible realidad en un canto, inventamos un mundo a medida del sueño, pero un mundo con fin, para no soñar tanto. / Junto a nosotros mismos cantamos algo viejo, vimos nacer la cólera, buscamos un destino. Escudados en piedra nos abrimos el pecho, convertimos en magia el polvo del camino.

POR AMOR y por odio contemplamos la fiebre donde solo un papel alegraba la mesa, no nos hizo más falta que una imagen de nieve, de sol, de rayo o trueno, de huracán o tormenta. / Así hablamos con tintas -hiel y miel de la frente- de lo trágica y simple que es la vida ésta nuestra, fugaz felicidad que infelices nos tiene esperando que suene su aldaba en nuestra puerta.

POR AMOR y por odio nos proclamamos hijos de un sol inextinguible, de una luna naciente. Desdeñamos el orden por buscar el cobijo de las ciencias sin tronos, de los tronos sin reyes. / Transgredimos el miedo por hacerlo de todos, por hallar un idioma donde la mudez vence: por la piel sin sorpresa pincelada de asombro, por espanto en los ojos y por gracia en las frentes.

POR AMOR y por odio cada ser tuvo un sitio, cada ser dio a su pecho propia estación distinta. Tantas cárceles dimos a la boca del hombre que, palabra a palabra, logró apresar su hombría. / Sin pensarlo dos veces saltamos al abismo, pero nuestras dos alas no eran ya verdaderas, eran alas sin rabia, nos las dio así el destino: plúmbeas, rotas de afán ¡Alas que anclas nos eran!

Por amor y por odio mecimos la locura en brazos de la sola razón que preña el arte: desnudez sin pretextos que vistió de hermosura a aquel como nosotros que donó sus ropajes. / Convivimos sangrientos de pésames y dudas, bebimos ese néctar genial del verbo hiriente, y el bello desencanto de las tardes de lluvia nos hizo despertar y luchar nuevamente.

Por amor y por odio dimos al paraíso serenidad de isla, profundidad de selva, amalgama de ramas, de pájaros, de nidos... Silencio de la hormiga, rugido de la fiera. / Ahora todo nos late con idéntico ritmo, la injusticia más dura es, de nuevo, la nuestra. Si el valor verdadero se le da a lo perdido cobra más importancia la usurpada riqueza.

POR AMOR y por odio sentimos la armonía como aroma de casa constante en el recuerdo: un aroma que fuego, fe y pasión defendía, un aroma de olvidos sumidos en el viento. / Tantos gestos antiguos a la vez nos latían al borde de estas manos, en tiempo jubilosas, que de ayer confundimos la noche con el día y no nos quedó sueño para hacer más historia. Por amor y por odio de ajenas cicatrices nos vino la iracundia para afrontar la guerra. La esperanza en nosotros se hizo entonces visible, era un gran arco iris, y su luz aún nos ciega. / Lo arrasó y dividió todo en sí, mano triste, se adueñó con su hechizo también de este poema: tantas flores cortadas nos hicieron felices y el dolor nos fue flor enraizada en la tierra.

Por amor y por odio. No fue por otras sendas por las que huyó el arrojo de nuestras emociones: motivos de ser santos, asesinos, ascetas, locos, héroes, mendigos, mesías o ladrones. / Qué importa si la vida viene a ser falsa o cierta, por maldita o bendita hemos de darle un nombre. / Qué importa que la vida se nos vista de fiesta o de axioma feroz en orden o en desorden.

Qué importa que la vida por palabras nos crezca o nos vaya menguando la propia voz su goce. / Por amor y por odio fuimos, somos poetas y por tal sentimiento todo está en nuestras voces.