El 20 de diciembre de 1999 la animación japonesa volvía a Telecinco. Lo hacía, eso sí, con la emisión justo antes de una cuña de varios segundos donde se animaba a los niños a ver la serie en cuestión acompañados de un adulto. Se estrenaba en España el anime de Pokémon, un éxito mundial que, curiosamente, saltó a la palestra un par de años antes porque un episodio de la misma causó ataques epilépticos a centenares de niños japoneses.

La emisión en España de la serie era la culminación lógica de un fenómeno transfronterizo nacido en 1996. Fue cuando se lanzaron en Japón los videojuegos 'Pokémon Rojo y Verde, una saga que tenía todos los elementos para triunfar: llegaba a la consola portátil de moda -Game Boy-; era un RPG -de rol, muy de moda en la época-; contaba con personajes carismáticos con historia de superación -ideal para captar a pequeños y jóvenes-, y, sobre todo, los coprotagonistas eran personajes monos coleccionables (en este caso, 'cazables'), ideales para que los animalitos en cuestión traspasasen del videojuego al cómic, el anime, a los peluches, a las cartas coleccionables... y a casi cualquier objeto de merchandising que se pueda imagina. Y eso fue justo lo que pasó.

El creador de la franquicia, Satoshi Tajiri, no había hecho sino plasmar en aquellos primeros videojuegos su mayor afición de niño: el coleccionismo de insectos. Esos bichos reales se convirtieron años más tarde en monstruos de bolsillo ('pocket monsters', de ahí viene 'poke-mon'), que se podían atrapar con unas bolas especiales y participar en luchas con ellos. El éxito del primer videojuego llevó a la producción de la serie de animación y al lanzamiento fuera de Japón de los primeros títulos para Game Boy, ya en 1998: Pokémon Rojo y Azul.

LA FIEBRE

La fiebre Pokémon se extendía, y se multiplicaban tanto los productos de merchandising como los videojuegos, convertidos en superventas. Empezaron a aparecer sucedáneos de la saga ('Pinball', 'Trading Card', 'Stadium'...), pero lo que era celebrado en las tiendas de todo el mundo era cuando aparecía un título que representaba el inicio de una generación: 'Oro' y 'Plata' (1999 en Japón, 2001 en Europa); 'Rubí' y 'Zafiro' (2002 en Japón, un año más tarde en Europa)... El salto a la Nintendo DS también fue todo un acontecimiento, con 'Diamante' y 'Perla' como protagonistas.

Mientras, los creadores nipones se esmeraron en copiar la fórmula. Llegaron series como Digimon, Medabots, Monster Rancher... Más reciente, sería el caso de Yokai Watch, otra obra que ha logrado gran éxito en Japón y más allá de sus fronteras con una estructura similar.

REY DEL MERCADO

Pero Pokémon sigue siendo el rey del mercado. De hecho, se han vendido más de 300 millones de videojuegos (entre sus más de 80 títulos) en estos más de 20 años, a lo que hay que sumar cartas coleccionables, figuras, todo tipo de merchandising, entradas de cine para su veintena de películas de animación, derechos de los más de 1.000 episodios de la serie de TV, el éxito de Pokémon Go en el móvil... Y, ahora, lo que genere Pokémon: Detective Pikachu, la primera película de imagen real de la saga.

A falta de saber si esta nueva aventura de Pikachu y compañía tiene éxito -y sobre todo, la reacción de los fans de la saga-, lo que es seguro es que, pase lo que pase, Pokémon seguirá siendo la franquicia que más dinero ha reacuadado en la historia: el valor estimado de la saga creada por Tajiri -juntando ventas de todos sus productos- supera los 90.000 millones de dólares. Le siguen Hello Kitty (80.000), Winnie the Pooh (75.000), Mickey Mouse & Friends (70.000) y Star Wars (65.000).