Casi seis meses después de su espectacular robo en Oslo, los célebres cuadros El grito y Madonna , del pintor noruego Edvard Munch, siguen sin encontrarse pese a los esfuerzos policiales. La prensa popular ha difundido rumores sobre su localización inminente, pero sigue sin haber resultados. Las dos obras, cuyo valor conjunto supera los 90 millones de euros, siguen en paradero desconocido.

"Trabajamos sobre varias pistas, pero no hay nada que nos permita decir que demos más valor a una en particular", declaró el jueves a la AFP el inspector de la policía noruega Oeyvind Nordgaren. El 22 de agosto, a pleno día y ante la presencia de turistas, dos individuos armados irrumpieron en el museo Munch y se llevaron los dos cuadros. La desconcertante actuación duró unos pocos minutos y despertó una fuerte polémica en la prensa noruega. Los ciudadanos se preguntaron acerca de las deficiencias del sistema de seguridad del museo, reflejo de una cierta ingenuidad propia de un país poco habituado a los actos violentos.

La policía encontró el mismo día el vehículo utilizado para la fuga, cubierto por el contenido de un extintor con el propósito de borrar toda huella de ADN. Y después, poco más, ya que los rateros no han dado señales de vida. Los expertos se decantan por estimar que su propósito era devolver los cuadros (demasiado conocidos para ser revendidos) a cambio de un rescate.

El 23 de diciembre, los investigadores anunciaron que habían interrogado a un "sospechoso", un hombre de 37 años con un historial de robos de automóviles. Pero el silencio siguió envolviendo el caso. "Por ahora no hemos procedido a ningún arresto", precisó dos meses después el inspector Nordgaren.

Mientras, la prensa popular ha ido afirmando que los cuadros siguen en Noruega, que han resultado dañados y que la policía conoce la identidad de los ladrones.