Japón y Estados Unidos se dividen el imperio del cine de dibujos animados. A un lado, los efectos especiales, las nuevas tecnologías, el sentimiento (Pixar, Disney). Al otro, la fantasía, el manga, la violencia y el lirismo. Periódicamente, los principales festivales de cine sancionan a uno y otro país incluyendo algún largometraje en su programación. Este año le tocó a Pixar en Cannes, donde presentó ´Up´. El año pasado fue la ocasión de Hayao Miyazaki en Venecia, con ´Ponyo en el acantilado´, que este domingo proyecta el Centro de Ocio Contemporáneo de Badajoz. La historia de esta película es la de la amistad entre un niño y un pez. Tradicional en un sentido opuesto al cine de ordenador, Miyazaki (Tokio, 1941) es además ilustrador, dibujante de cómics y productor. A diferencia de otros colegas suyos, sus principales películas (´El viaje de Chihiro´, ´La princesa Mononoke´) se han estrenado en España. Su cine, dirigido a los niños, ha hecho que se le denomine el ´Disney´ japonés. Pero a diferencia de este, la consideración de la crítica ha sido superior. La inspiración de ´Ponyo en el acantilado´ es ´La sirenita´, de Andersen. "El filme de Disney no me gustó porque los seres marinos se comportaban como humanos, y quise rehacerla", comentó en Venecia.