Monumentales y minimalistas. Ligeras y robustas. Sólidas y vacías. Y, sobre todo, abiertas a la interpretación del espectador. Así son las esculturas de Richard Serra (San Diego, California, 1939), uno de los escultores más importantes del siglo XX y desde ayer premio Príncipe de Asturias de las Artes 2010 por "su audacia para vertebrar desde su perspectiva minimalista los espacios humanos más significativos a escala internacional, a través de obras de gran potencia visual que invitan a la reflexión y el asombro", según el acta del jurado. Serra es, además, el protagonista de la renovación de la escultura y de su experimentación. Es célebre por sus obras de gran tamaño.