El guitarrista mexicano, que reside en San Francisco, dijo que sin su vertiente espiritual no sería nada. Ni siquiera como músico. "No habría llegado ni a la primera base", dijo empleando un símil de béisbol. "Mi promesa a Dios es tratar de hacer un mundo mejor que el que entré", aseguró, como si fuera un elegido. Por cierto, ¿se siente un elegido? "Creo que sí. Siento que represento a la gente que no tiene voz, a aquellos que trabajan lavando platos o excusados y parecen seres invisibles". Mirando al futuro, explicó que en verano editará otro disco, ´Shape shift´. Será instrumental y sin colaboradores.