Para cada uno de los integrantes de esa marea anónima que es el público, José Luis López Vázquez formó parte de sus historias personales. Para los compañeros de profesión fue un maestro lleno de matices que los más jovenes aún deben descubrir. Ambos sentimientos se materializaron ayer en la platea del teatro María Guerrero, de Madrid, donde se instaló la capilla ardiente del actor fallecido el pasado lunes, a los 87 años de edad. Hoy será incinerado. La palabra más repetida en los dos libros de firmas instalados a la entrada del teatro fue "gracias". Son muchos los "buenos momentos" que los personajes creados por López Vázquez, hicieron pasar al público, que ayer quiso agradecérselo de alguna forma. Algunos le compararon con Marcelo Mastroiani y Jack Lemmon.