Esta semana os proponemos un viaje que tiene como referencia los puentes que tenemos en Extremadura. Tanto Mérida como Alcántara son conocidos por sus puentes romanos, pero Garrovillas también tiene el puente de Alconétar y Badajoz el puente Real, entre otros. Vamos a detenernos en estos lugares de paso y a disfrutar con lo que nos cuenta su historia. Especialmente nos detenemos en Mérida, con el fin de mostrar otro punto de vista de la capital romana.

Puente romano (Mérida)

La fecha de la construcción de este vestigio coincide con la época de la fundación de la ciudad, sobre el año 25 a.C., pudiéndose apreciar aún rasgos de su aspecto original correspondientes al inicio y al final de la obra. Debido a la importancia estratégica-militar del puente, éste ha sufrido restauraciones. La primera de la que existe constancia es de época visigoda, aunque se cree que pudo haber otras en época romana.

La última restauración en el siglo XIX dotó al puente de su apariencia actual. La obra se realizó, en un principio, con dos tramos de arquerías unidos mediante un tajamar destruido posteriormente por una gran riada. Este fue el motivo por el que se construirían en el siglo XVII cinco nuevos arcos en esa zona. De la misma fecha, datan los dos primeros descendederos. El primero fue construido sobre los restos del tajamar, mientras que el segundo, denominado de San Antonio por la capilla dedicada al santo, estaba situado a su salida. Para ambas construcciones se emplearon sillares de granito del Teatro Romano. Como resultado de estas edificaciones, el puente presenta una longitud de 792 metros de largo, 12 metros de alto con respecto al nivel medio del agua, y cuenta con 60 arcos y aliviaderos en las zonas donde el río discurre con más fuerza. Igualmente, los pilares originales disponen de tajamares redondeados para aliviar el empuje de las aguas. De los tres tramos que pueden apreciarse, es el primero de ellos el que mejor conserva el estilo original.

El puente pasó a ser exclusivamente peatonal el 10 de diciembre de 1993, día en que se inauguró el puente de la Lusitania.

Puente Lusitania (Mérida)

El deterioro al que el tráfico rodado sometía al puente Romano llevó a sustituirlo por un nuevo puente. El proyecto de Calatrava dialoga con el puente romano con una figura de contraste, donde el gran arco único resalta sobre el cielo su perfil arquetípico y monumental. El reto que representaba la estructura romana, de 2000 años de antigüedad, es asumido mediante la repetición rítmica de elementos portantes. La superposición visual de ambos es impresionante, actuando el puente Romano como basamento, masivo y rítmico, dominado por el gran arco propuesto por Calatrava. Los peatones cruzan el puente por medio de una pasarela de 500 metros, situada a un metro y medio sobre la circulación rodada.

Puente de Hierro (Mérida)

Fue levantado para salvar el valle del Guadiana, junto a la desembocadura del río Albarregas. El puente está formado por vigas de celosía con perfiles roblonados, sobre pilares de piedra.

Puente romano sobre el Albarregas (Mérida)

Su edificación se realizó en época de Augusto, en el siglo I a. C., con el fin de salvar las aguas del río Albarregas antes de desembocar en el río Guadiana a escasamente unos cien metros, río abajo, y marcando la salida de la ciudad por el norte. De aquí partía la ruta de la Plata hacia Astorga. Formado por cuatro arcos fabricados con sillares de granito almohadillados, mide unos 145 metros de longitud y unos 7,90 metros de ancho. Su altura media es de 6,50 metros. A pesar de que su estructura era suficiente para soportar el escaso caudal del río, debido a algunas crecidas fue necesaria la construcción de dos arcos pequeños a modo de aliviaderos.

Puente de Alcantarilla (Mérida)

De época augusta, su construcción es de menor envergadura que la de los otros dos puentes de la ciudad. Se localiza a unos 2 kilómetros al este de Mérida, junto a la vía del ferrocarril que une Mérida, Badajoz y Cáceres.

Se construyó para salvar un arroyo en la calzada que unía Augusta Emérita con Olisipo (Lisboa). De un solo ojo, mide 7 metros de largo y 4,5 de ancho. Su núcleo se construyó en opus caementicium y la bóveda, hoy de ladrillos, probablemente en su origen fue de sillares. El dorso del puente estaba realizado en opus mixtum con hiladas de ladrillo entre la piedra.

Puente de Palmas

(Badajoz)

Este puente fue construido en el siglo XVI, es de estilo herreriano construido con mampostería y sillares de granito. Ha sido reconstruido en varias ocasiones debido a los daños que ha sufrido debido a las crecidas del río Guadiana.

Tenemos que detenernos en Puerta Palma, situada en uno de los extremos del Puente. Esta puerta era una de las entradas principales de la ciudad, está formada por dos torres almenadas de planta circular, adornadas por cordones decorativos propios del siglo XVI. Esta bella puerta se ha convertido en emblema de Badajoz, simbolizando en su construcción un arco de triunfo de época renacentista, dedicado a Carlos V.

Puente Real (Badajoz)

Inaugurado en 1994, es el cuarto puente sobre el río Guadiana a su paso por Badajoz. Se llama Real porque dos años antes fueron los Reyes de España quienes pusieron la primera piedra en el inicio de su construcción. Se trata de un puente atirantado de luces que se prolonga, sin solución de continuidad, con un viaducto de acceso formado por seis vanos de treinta y dos metros, totalizando una longitud de 452 metros incluyendo los vuelos del tablero en los estribos

Puente de Alcántara (Alcántara)

Este puente fue construido sobre el río Tajo en el siglo II, con 197 metros de longitud y 57 metros de altura en la pila central. El puente tiene seis arcos de medio punto, midiendo los dos centrales 28,80 m. y 27,40 m. de luz, respectivamente. La apertura de los vanos centrales alcanza la máxima conocida en el volteo de arcos entre los puentes romanos conservados. Toda la construcción está revestida con sillar almohadillado, dispuesto una hilada a soga y otra a tizón, pero no se conoce la composición del núcleo. En el centro del puente hay un arco conmemorativo con dos inscripciones que hacen referencia a Trajano, bajo cuyo Imperio se ha considerado que se realizó la obra. También en este arco aparece una inscripción que alude a 11 municipios indígenas que sufragaron los gastos del puente, y una lápida que conmemora la restauración hecha a tiempos de Isabel II. Este arco es rematado con almenas, añadidas bajo el reinado de Carlos V, así como el águila imperial.

Puente de Alcónetar

(Garrovillas)

Fue construido durante el Alto Imperio posiblemente a lo largo del siglo II d. C. Se extiende en una longitud de 250 metros, unos cien en seco durante el estiaje y el resto dentro del río.

En su origen, el puente tuvo trece arcos hoy perdidos. Está realizado en sillería de grandes piezas de granito, el ornamento de la obra arquitectónica se basa en un destacado almohadillado. La estructura tendría en su origen una sobriedad y un aspecto de solidez evidentes; las bóvedas descargarían en los gruesos pilares adecuados al caudal del río.

Actualmente se conservan cuatro de los trece arcos, aunque las bóvedas no son exactamente las originales pues se relacionan con el intento de reconstrucción que se realizó en 1730. En tiempos de Felipe II se dispuso una tablazón de madera para unir pilas y así permitir el paso del río.

Puente de Segura

(Piedras Albas)

Situado sobre el río Eljas, fue este realizado por el imperio romano entre los siglos I y II d. C., aunque más tarde sufrió varias remodelaciones. De su obra original se conserva el primer arco de cada extremo y los pilares. Se elaboró mediante sillares de granito labrados y presenta un almohadillado a modo de decoración.

Y con éstos abrimos el camino hacia los cientos de puentes que, repartidos por toda la región, nos permiten continuar nuestro viaje interior por Extremadura.