«En Milán, una manifestación proclama el rechazo de los inmigrantes ilegales, atribuyéndoles el incremento de los índices de criminalidad y sin que nadie aporte la estadística de que siguen siendo más peligrosos los italianos para los italianos, los españoles para los españoles o los franceses para los franceses, que cualquier colectivo inmigrante. Por mucho que violen, maten o roben, los inmigrantes nunca superan ni cuantitativa ni cualitativamente el nivel de violencia que despliegan los aborígenes entre ellos, pero los extraños alimentan el temor irracional a lo diferente». Nadie puede negar la vigencia de estas palabras. Pero datan de enero de 1999 y forman parte del artículo Globalización y xenofobia que Manuel Vázquez Montalbán (Barcelona, 1939-Bang¬kok, 2003) escribió para La Repubblica ante el ascenso de la ultraderechista Liga Norte.

El indiscutible maestro de periodistas firmó en 40 años de profesión cerca de 9.000 artículos para más de 20 publicaciones (Triunfo, Por Favor, EL PERIÓDICO Interviú, El País...). Y lo hizo, antes de pelearse con su primer ordenador, gastando las teclas de una Olivetti tras otra, confirmaba ayer su hijo, el escritor Daniel Vázquez Sallés, en uno de los templos gastronómicos del padre.

PARA NATIVOS DIGITALES / Rescatar y hacer llegar la voz del poliédrico «Manolo», sus opiniones, sus reflexiones, muchas aún vigentes, a nuevas generaciones, en especial a jóvenes nativos digitales que no le conocen, es uno de los objetivos del profesor de la Universidad Pompeu Fabra, Francesc Salgado con su selección de 122 de sus artículos en el volumen La mirada inconformista (Literatura Random House). «Quiero que quien no lo haya leído antes pueda asombrarse haciéndolo, que a través de sus escritos vea cómo el presente viene de un pasado cercano», señala enumerando ejemplos como su análisis del pujolismo, «que tiene tanto que ver con el catalanismo de hoy», cómo era un visionario que en 1986 avanzaba el matrimonio homosexual, «cómo se quebró el pacto de la transición, que él llamaba transfranquismo, necesitado, decía ya en el 2003, de una revisión», cómo vio «la caída del Muro de Berlín como una oportunidad perdida por la izquierda». O cómo su análisis de la aznaridad «mantiene una actualidad brutal», añade Vázquez Sallés, quien recuerda al padre, y gastrónomo, «escribiendo todo el día»: «Cuando yo llegaba del colegio y la universidad le daba un beso en la calva sin perturbarlo porque sabía que su oficio era escribir y no debía molestarle. Solo paraba en los momentos del sofrito, decíamos. Se levantaba, iba a la cocina, preparaba algo y volvía a seguir escribiendo». «La marca era agotadora, responder a las expectativas le pesaba», evoca sobre la presión del éxito.

SIN MESSI / De Pinochet a Kissinger, de Tarradellas al «oasis catalán», de Franco a Corcuera, de sida o de la prensa del corazón, de su amado Barça y de Cruyff -murió un año antes de ver el debut de Messi- o del turismo que, escribía en Interviú en 1980, no venía a España. «Demostró una inmensa capacidad de saber de todo o de casi todo sobre lo que escribía», comenta el periodista Josep Cuní, que horas después entregaba, como presidente del jurado, el Premio Vázquez Montalbán 2019 a la periodista argentina Leila Guerriero.

Ya en el 2010 se publicó una antología de sus artículos en tres volúmenes en Debate, explica su editor Miguel Aguilar. Dos años antes se publicaba El periodismo según Vázquez Montalbán, de Carles Geli y Marcel Mauri. Ahora, el volumen de Salgado coincide con la reciente reedición de Barcelones y Diccionario del franquismo (ilustrado por Miguel Brieva) y la continuación de la serie Carvalho por Carlos Zanón, también llevada al cómic por Hernán Migoya y Bartolomé Seguí. Sigue ahí. Y muchos se preguntan: «¿Qué pensaría de esto MVM?».