Yo me enamoraría de usted. De usted, que trabaja con palabras y aún cree en lo que dice. De usted, que sueña por vivir lo que aún ignora, y lucha por su sueño y tiene fe en su lucha. De usted, que sonríe y abastece de sonrisa a la ciudad entera. De usted, que del día a la noche piensa en pensar qué piensa y no teme a la duda y busca para buscarse.

Yo me enamoraría de usted. De usted, que es bueno y tonto, breve y dos veces bueno. Dicharachero como un río en primavera, inconformista cuando todos se conforman, generoso cuando todos exigen, valiente jugador con fuego.

Yo me enamoraría de usted. De usted, por manso con los humildes y humilde con los soberbios. De usted, que se podría asemejar a una pandereta, porque todos lo golpean y aún así les responde con música. De usted, que cree en la felicidad y en el amor y en la ausencia de prejuicios.

Yo me enamoraría de usted. Inimitable y fugaz, resolutivo y espontáneo. De usted, que trabaja silenciosamente y jamás ha viajado más lejos que el alcance de su entusiasmo. De usted, que siempre tuvo un sueño y lo fue postergando para ser padre, hijo, hermano, amigo.

Yo me enamoraría de usted. De usted, que inventa puentes para acercar orillas de odio. De usted, que crea música para acallar las bombas y los gritos. De usted, que mira durante horas la forma de las nubes o el camino de las hormigas o los ojos del gato, sabiéndose a sí mismo similar en esencia.

Yo me enamoraría de usted. De usted, que rompió el vaso y bebió con las manos. De usted, que renunció a la corbata y prefirió el pecho descubierto. De usted, que se quedó solo aplaudiendo cuando los protagonistas se besaron, cuando el avión tomó tierra, cuando escuchó aquella melodía de violín de aquel músico callejero.

XYO MEx enamoraría de usted. De usted, que pasa media vida haciendo cestas de mimbre y cofres de barro y cajitas de madera para que otros depositen ahí sus ilusiones. De usted, que ama cada día y no le avergüenza amar. De usted, que tiene por mayores riquezas una mula, un azadón y un pedazo de tierra. De usted, que todavía se asombra. De usted, que habla con las manos y no miente con los ojos.

Yo me enamoraría de usted. De usted, que pone tanto cuidado en podar las parras y en acariciar a los caballos. De usted, que nunca ha dicho palabra fea contra quien quizá más las merecía. De usted, que supo perdonar y olvidar y seguir su camino con la conciencia intacta.

Yo me enamoraría de usted. De usted, que del verbo compartir levantó horizontes, que de la palabra luz hizo bandera. De usted, que todas las tardes recorre el mismo largo camino para poner una flor o un beso donde menos creen necesitarlo. De usted, que dice blanco cuando es blanco y negro cuando es negro, prefiriendo el sí del compromiso al no de la apariencia.

Yo me enamoraría de usted. De usted, que trabaja por la paz en medio de la guerra, y tiende su mano donde todos cargan su fusil, y suelta palomas blancas desde el fondo de los negros pozos de petróleo. De usted, que es duro con los duros y tierno con los tiernos. De usted, que por defensa sólo tiene una guitarra.

Yo me enamoraría de usted. De usted, que llora al terminar el libro, que canta al salir de la ducha, que da los buenos días al desconocido con el que se cruza por la calle todas las mañanas. De usted, que me pregunta cómo estoy y espera atentamente mi respuesta. De usted, que sabe que las cosas de más valor no están en venta.

Yo me enamoraría de usted. De usted, que todavía conserva en la risa el niño o la niña que fue. De usted, que tiembla con un poema de Neruda , con una canción de María Callas o con una escena de Chaplin . De usted, por la legitimidad de su bondad, por la naturalidad de su belleza, por la exactitud de su sabiduría, por la pureza de su espiritualidad.

Yo me enamoraría de usted. Para siempre de usted. De usted, que sigue siendo honrado, aún pudiendo engañar hasta a su sombra. De usted, que no es abogado, pero aboga cada día por la sencilla justicia. De usted, que sin ser arquitecto ni albañil suele hacer buenas obras. De usted, astronauta con los pies en la tierra. De usted, que calla y otorga. De usted, que escucha y canta. De usted, que quiere y puede.

Yo me enamoraría de usted. De usted, que no aspira a más poder que el de estar sano, ni a más felicidad que la paz, ni a más sabiduría que el amor. De usted, que prefiere el ser al tener y el sentir al gastar y la experiencia al dogma y el deseo a la ambición. De usted, que despierta cada mañana con el color de un mundo mejor en la punta de su lápiz y escribe para hacerlo realidad.

Yo me enamoraría de usted. De usted, payaso, mago, poeta, científico decisivo, funcionario servicial, médico vocacional, sacerdote pobre, juez imparcial, político honrado, artista comprometido con el ser humano, basurero, minero, campesino, maestro que nos enseñó a amar lo que nos enseñó.

Pero, por encima de todos y de todo, yo me enamoraría locamente de usted, de usted que es libre. Libre para ser libre y no dar explicaciones. Libre para ser libre y liberar a muchos otros. De usted, que aún no sé exactamente quién es ni cómo es, pero sé que me hará mejor persona cuando nos (re)conozcamos.