Inspira, reconforta, alimenta la imaginación y hace justicia. Todo esto provoca Mujeres en el arte (una coedición de Capitán Swing y Nórdica Libros, 2020) de la ilustradora Rachel Ignotofski (Nueva Jersey, Estados Unidos, 1989). Es una reivindicación del papel de las mujeres artistas en la historia que han logrado abrirse un hueco en un mundo, el artístico, tradicionalmente dominado por hombres. Es una ventana a la aportación de la mujer en el arte a través de unas ilustraciones que parecen entrelazarse empujadas por una gama de colores, dulce y suave, que abrazan nuestra mirada.

Frida Kahlo y Georgia O’Keeffe, hasta nombres menos conocidos, como Harriet Powers, bordadora de colchas afroamericana del siglo XIX, o la ceramista Hopi y Tigua Nampeyo pasan por estas páginas, escritas con sensibilidad y determinación a través de una amplia variedad de técnicas que nos va relatando los principios del arte y el diseño, incluso aporta estadísticas sobre la representación femenina en los museos.

Es un libro para conocer y reconocer lo aportado por estas mujeres, audaces creadoras que han inspirado al mundo entero, y allanado el camino a las generaciones de artistas venideras. Pasen y lean.

--¿Existe un arte «en femenino»?

--El arte, en sí mismo, no es necesariamente una cuestión de género, pero este libro se centra en las mujeres importantes que a lo largo de la historia han hecho arte y han influido en nuestra cultura. Sus vidas, sus luchas y sus puntos de vista necesitan ser compartidos. Sus experiencias únicas como mujeres en este mundo se reflejan en los temas que muchas de ellas eligen explorar.

--¿Qué fue lo más complicado a la hora de seleccionar estas mujeres «para la historia»?

--No diría que fue complicado, pero es importante señalar que la diversidad ha sido un factor determinante a la hora de crear la lista. Quería incluir una diversidad de disciplinas, y por eso en el libro hay pintoras, escultoras, arquitectas, diseñadoras gráficas, artistas de performance... de todo, en realidad. Quería que hubiera gente desde distintas perspectivas, de modo que hay diversidad de razas, de edades y de contextos económicos. También quería darle un soplo de historia, así que empezamos desde la época medieval hasta el día de hoy, para poder contar realmente la historia del arte a través de la óptica de la vida de estas mujeres.

--Conocidas, y menos conocidas como una bordadora afroamericana…, ¿fruto de sus viajes, ¿cómo llegó a conocerlas?

--Investigando muchísimo. Los temas que exploro en este libro son el poder del arte, quién decía la verdad al poder mediante su obra artística y el uso del poder del arte para expresar puntos de vista únicos. He utilizado todo tipo de medios para encontrar las historias de estas mujeres. Documentales, obituarios, libros de texto, biografías, clippings de prensa, ¡lo he usado todo! Los archivos electrónicos de los museos fueron de gran ayuda, especialmente el Museo Nacional de Mujeres Artistas.

--Los colores que utiliza en cada perfil, y sus protagonistas, ¿están relacionados?, ¿tienen un significado?

--No, simplemente quería crear un libro colorido y emocionante que fuera visualmente sorprendente por sí solo, pero que también pudiera encajar con el resto de los libros de la colección, Mujeres en la ciencia y Mujeres en el deporte.

--¿Qué le gustaría que pensaran del libro las artistas venideras?

--Quiero que extraigan fuerzas a partir de las historias de estas artistas y que se inspiren para hacer cosas ellas mismas. Quiero que los jóvenes tengan modelos a seguir femeninos fuertes.

--¿Qué técnicas artísticas ha utilizado?, ¿con cual se ha sentido más identificada?

--Tengo formación en diseño gráfico e ilustración, por lo que sin duda me identifico con artistas comerciales que aparecen en este libro, como Mary Blair y Paula Scher.

--¿Quién hubiese querido que entrara en esta selección y no ha podido?

--Estaba limitada por el número de páginas asignadas para el libro, pero he metido a muchas de las mujeres que me hubiera gustado incluir en la contra del libro: Susan Kare, Lina Bo Bardi, Leonora Carrington y Barbara Kruger son solo algunas de mis favoritas.

--«Las mujeres de este libro tuvieron que luchar contra el sexismo, el clasismo y el racismo para conseguir que su arte pudiera verse y exhibirse, que lo tomaran en serio y lo apreciaran.» ¿No cree que solo a algunas se les reconoció en su momento y que es ahora cuando se está reconociendo a muchas otras?

--Cuando estudiaba Historia del Arte en el colegio, me molestaba la falta de representación de las mujeres en los libros de texto de la asignatura. Las mujeres llevan creando arte desde los tiempos prehistóricos, pero han tenido que superar muchos obstáculos.

Durante el Renacimiento, en Europa no se permitía que las pintoras recibieran una educación formal. Se veía como algo escandaloso que las mujeres aprendieran a dibujar el cuerpo humano a partir de modelos desnudos, una habilidad necesaria en aquel momento. A pesar de esto, las mujeres seguían creando arte.

A menudo recibían formación de miembros de su familia o amigos, pero muchas veces tenían que trabajar con seudónimo y los hombres que las formaban se llevaban el crédito por su trabajo.

En los siguientes cien años, las mujeres obtuvieron acceso a la educación y a un espacio en las galerías pero serían plazas limitadas, y existía segregación racial, lo que complicaría en gran medida que las mujeres negras y morenas pudieran exhibir su arte.

Muchas de las que aparecen en este libro crearon obras de arte que tuvieron un enorme impacto en la sociedad de su época, pero, a pesar de ser influyentes, no se las valoró lo suficiente. Algunas se vieron ensombrecidas por hombres que trabajaban en aquel momento, o tuvieron que hacer frente a instituciones artísticas sexistas y racistas. Ahora podemos contar con orgullo sus historias y recordar el lugar que le corresponde en la historia del arte.

--¿Y qué se necesita ahora?

--La vida representa el arte, y viceversa: necesitamos mostrar a las jóvenes que su punto de vista y su voz son importantes, y hacerlo animándolas a crear, financiando su trabajo y dándoles acceso a un público más amplio. Las mujeres constituyen el 50% de nuestra población. Eso significa que necesitamos, como mínimo, el 50% de representación en todos los campos, no solo en el arte, sino en todo, ya sea en un laboratorio de ciencias, en nuestro gobierno o en un libro de historia. Necesitamos asegurarnos de que tanto las niñas como los niños crecen con modelos femeninos a seguir, para que, como las mujeres que aparecen en mis libros, estos chavales también puedan convertirse en líderes capaces de cambiar el mundo para mejor.

--¿Cuál ha sido la artista que más le ha impactado?

--Una de las más que me ha impactado es la de Mary Edmonia Lewis. Era una mujer mitad negra, mitad india americana, que vivió como una mujer libre en Estados Unidos durante la guerra civil. Tuvo un camino al éxito bien difícil, lleno de amenazas de violencia. Al ser una mujer negra a mediados del siglo XIX, las oportunidades de recibir una educación eran escasas, pero afortunadamente el Oberlin College fue la primera (y prácticamente la única) escuela de educación superior que admitía tanto a mujeres como a afroamericanos. Solo porque la esclavitud fuera ilegal en el Norte de Estados Unidos, no significaba que el racismo y la violencia no existieran también allí.

En la escuela, las compañeras de habitación de Edmonia se pusieron enfermas y la acusaron injustamente de envenenarlas. Ella era inocente, pero el daño ya estaba hecho y una turba enojada y racista la atacó y amenazó con matarla. Por su propia seguridad, un año después dejó la escuela y continuó sus estudios en Boston y luego en Roma, donde se hizo experta en la escultura de mármol de estilo neoclásico. A diferencia de los que la rodeaban, tallaba todo ella misma, sin ayuda. Además, representaba temas de sus dos culturas, la afroamericana y la india americana. En 1867 esculpió Forever Free, una celebración de la liberación afroamericana al término de la guerra civil. También se convirtió en un éxito internacional en el entorno político europeo más complaciente. Regresó triunfalmente a los Estados Unidos con su obra maestra, La muerte de Cleopatra. También hizo esculturas que celebraban a los abolicionistas y a otros héroes del Norte. Durante toda su vida creó personajes importantes y de actualidad. Durante muchísimo tiempo, la obra de Edmonia estuvo perdida, y su historia cayó en la oscuridad, hasta que recientemente sus esculturas han sido restauradas y ahora se exhiben en el Smithsonian. Por fin podemos contar su importante historia e incluirla en el lugar que le corresponde en la historia del arte.

--«Las mujeres de este libro han perseverado a golpe de brocha, cincel o boceto. Hoy en día podemos celebrar el arte de todas ellas y sus historias para poder entender cómo han influido sus obras en nuestras vidas.» ¿Cómo le han influido en su propia obra?

--Como artista, siento un parentesco con las historias de estas mujeres. Ninguna de ellas hubiera aceptado un no por respuesta, ya fuera una cuestión de sexismo, de discriminación por edad, de racismo, de interferir en que su trabajo fuese visto. Siempre continuaron creando su arte con valentía y lucharon para que el público lo viera. ¡Y al hacerlo han cambiado el mundo! Me hace querer seguir trabajando y honrar su legado ayudando a dar a conocer su trabajo a los lectores jóvenes.