«No suelo bailar mucho por España. Es maravilloso actuar en Extremadura, y quizá volvamos a vernos con mi compañía en la próxima edición del Festival de Teatro Clásico de Mérida», estas fueron las palabras que dijo un pletórico Rafael Amargo tras la gala benéfica en la que participó el pasado sábado en Zafra, aunque no precisó nada más.

En la gala, ideada por la flautista Ostalinda Suárez, Amargo que supo acompañarse de un puñado de excelentes bailaores, cantaores y músicos extremeños, en un espectáculo titulado Rafael Amargo Baila con Extremadura.

«El flamenco se asienta en tres pilares principales: La guitarra, el cante y el baile», dijo el presentador de la gala, el reconocido músico extremeño, Paco Suárez. Y en Zafra brilló la guitarra, fluyó el cante y cautivó el baile. Tres expresiones artísticas que se fundieron con el violín, el piano, la percusión y la flauta, en un espectáculo único y benéfico, ya que toda la recaudación ha sido destinada a la Cofradía Jesús Orando en el Huerto del Corazón Doloroso de María y Entrada Triunfal en Jerusalén.

El origen de esta gala se asienta en la amistad entre el bailaor y coreógrafo granadino y la familia Suárez de Zafra. Ostalinda, que forma parte del elenco de músicos del que se rodea Amargo en sus espectáculos, se empeñó en traerlo a su tierra. El apoyo solidario que con fundaciones y organizaciones mantiene el artista; pero sobre todo el apego hacia esta familia zafrense; -- «soy muy amigo de mis amigos» dijo Amargo para evidenciar su presencia en Zafra-- fueron motivos más que suficientes para elaborar un espectáculo ideado para potenciar el flamenco de la región. Amargo compartió escenario, entre otros, con la bailaora pacense Carmen La Parreña y el bailaor de Zafra Andrés Malpica. Con ellos bailó las sevillanas con la se cerró el espectáculo.