TFtalleció en julio con 54 años, Francisco Javier González, dejando gélidos a la gente del teatro extremeño y del país en un día de mucho calor. Más conocido por Leoni, fue durante 34 años una vida dedicada al arte de Talía y Melpómene como actor y empresario teatral. Un hombre sencillo, sociable, simpático, lúcido, socarrón, astuto, muy informado sobre el mundillo cultural, con el que podías consumir gratamente horas de tertulia --y algunas copas-- después de las funciones en eventos, que ambos frecuentábamos.

Lo conocí en 1979, en la Cátedra Torres Naharro del Centro Dramático de de Badajoz, bajo mi dirección. Lo recuerdo como un alumno muy activo en mis clases de Iniciación al teatro . Leoni entró con buen pie en el Centro Dramático. Ese mismo año subió por primera vez a escena como actor protagonista --interpretando al Papa Bonifacio VIII-- en uno de sus montajes: Cómicos de Fusia , de José Luis Carrillo (Premio de Autores Extremeños), estrenada en Badajoz el 16 de septiembre. La obra, que fue elogiada por el crítico Ricardo Puente, participó en el Festival de Sitges y en el Festival del País Vasco. De aquel viaje, inolvidable para Leoni, está en mi memoria la amistad que iniciamos.

XSU ANDADURAx teatral continuó en otras actividades del Centro Dramático (entre ellas lo recuerdo como actor en obras estrenadas desde 1980 en el Teatro Romano de Mérida). De estos años, no olvido su lealtad y apoyo a mi proyecto de Infraestructura Teatral Extremeña. Era una época donde estábamos cargados de sueños, de ideas cuantiosas para emprender nuevos rumbos culturales, anhelando poner en marcha el proyecto teatral extremeño como un acontecimiento más de la libertad.

En el segundo lustro de los 80, después que la compañía Suripanta (compuesta por alumnos de la Cátedra) se profesionalizó, lo descubrí como un gran gestor teatral y simpaticé con sus producciones en esta compañía, algunas fenomenales. Perfume de Mimosas , de Murillo la recomendé --en el Festival Iberoamericano de Cádiz-- al director del Centro Latinoamericano de Creación e investigación Teatral, Luis Molina, para el Festival Internacional de Caracas (donde participaron obteniendo el Premio de la Crítica). Pero, a partir de los 90 se fraguó en la región una realidad teatral grisácea donde muchas compañías habían perdido la orientación teatral, sobreviviendo en una noria de docilidades, vanidades y orgullos malentendidos. Tuve un desencuentro con Suripanta y las relaciones se enfriaron. En esta última década, pude admirar su genial trabajo de actor en La Nona , de Roberto Cossa y reconciliarme --cuando se quedó sólo con Al Suroeste Producciones-- compartiendo de nuevo la lucha, la reivindicación, entre otras, de un Plan Director de las Artes Escénicas para Extremadura.

El día de su duelo, lleno de gente del teatro extremeño y de algunos representantes políticos, pensé que en esta tierra seguimos enterrando a los vivos y resucitando a los muertos. Leoni, desde hacía tiempo, debió ser director del Centro Dramático (o director de alguno de los festivales extremeños). Era mejor organizador que otros que lo fueron, algunos muy mediocres. Pero, ¿lo propuso alguien? Creo que no.

Y aquí tardará tiempo en nacer, si es que nace, un amante del teatro tan claro. Yo, compañero, agradezco tu compromiso y lo declamo con palabras que gimen, recordando tu hálito alegre por las tertulias teatrales.