El mundo del cine es guerrero. Se demostró el domingo, una vez más, en la gala de los Goya, donde se habló casi tanto de recortes y de política como de cine. La primera en levantar el hacha de guerra fue la presentadora, Eva Hache, que nada más empezar la ceremonia se dirigió al ministro de Cultura, José Ignacio Wert, y le preguntó: "¿Qué tal su familia?". Y, entre risas, añadió: "No es una amenaza". La reivindicación política --constante aunque no apabullante como en el 2003 con el No a la guerra-- se mezcló con la emoción en una ceremonia que pasará a la historia por algo negativo: un grave e inédito fallo en la lectura de uno de los premios.

Grave equivocación

A todos los actores o directores que entregan un Goya la organización les da un sobre lacrado con el nombre del ganador. También les otorgan una cartulina donde se lee qué persona recogerá el Goya en caso de que algunos de los cuatro finalistas no esté presentes en la gala. Cuando Adriana Ugarte y Carlos Santos se disponían a leer el galardón a la mejor canción original, Ugarte, por error, en lugar de abrir el sobre lacrado leyó lo que decía la otra tarjeta, en la que estaba escrito el nombre de los compañeros del compositor de Els nens salvatges , Pablo Cervantes, que estaba fuera de España. Cuando el equipo del músico escuchó sus nombres bajaron pletóricos las escaleras. Se quedaron a mitad de camino porque Ugarte y Santos rectificaron y leyeron el nombre del verdadero ganador, el que estaba en el sobre lacrado: Pablo Berger (Blancanieves ). Ni Ugarte ni Santos supieron reaccionar con rapidez. Ella se puso muy seria, pero él trató de bromear, algo que irritó más a los espectadores. No fue el único error de la gala. Ayer, la página oficial de los premios adjudicaba a Pablo Berger el cabezón al mejor director en lugar de a J. A. Bayona. Más tarde, rectificó.

J. A. Bayona acabó la velada en el hospital. La culpa, la rotura fibrilar que sufrió en su pierna cuando, una vez con el Goya al mejor director en su poder, subió las escaleras para dárselo a María Belón, la española que fue víctima del tsunami asiático en el 2004 y en cuya odisea se basa Lo imposible . El beso entre Bayona y Belón fue uno de los momentos más emotivos de la noche. El director, sin embargo, acabó la noche en un hospital, donde fue trasladado en una ambulancia después de haber atendido a la prensa. Belón, mientras, aseguró que arrojará el cabezón al mar para devolvérselo a sus verdaderos dueños: los centenares de miles de personas que perdieron su vida en el tsunami. Ayer, rodeado de sus padres y su hermano gemelo y armado con unas muletas para poder andar, acudió a la estación del AVE para regresar a Barcelona. Antes del coger el tren se encontró con el seleccionador español, Vicente del Bosque, con quien se hizo una foto.

Asistentes sin 'cabezón'

Uno de los grandes derrotados de la noche fue Paco León, que tenía muchas papeletas para ganar el Goya al mejor director novel con Carmina o revienta , pero, al final, se fue de vacío. Robó un galardón a un colega y se hizo una simpática foto. Tampoco era suyo el premio que lució Cecilia Gessa, pareja de Carlos Bardem, sino de su cuñado, Javier Bardem, productor de Hijos de las nubes . Otros que se fueron sin Goya, aunque en este caso porque no optaban a premio, fueron el director Daniel Sánchez Arévalo y su amigo, el actor Quim Gutiérrez, que se dedicaron a tuitear divertidas fotos.

El PSOE acusa a TVE

El PSOE acusó ayer a TVE de manipulación al "esconder" el rostro del ministro de Cultura durante la ceremonia, en la que muchos de los asistentes, como Candela Peña, Maribel Verdú y José Corbacho, fueron muy críticos con los recortes del Gobierno en sanidad, educación, y cultura. Mientras, José Ignacio Wert aseguró ayer que él acepta las críticas con deportividad siempre que se digan "de forma educada".