La felicidad es lo peor que puede pasarle a un artista o al menos eso es lo que piensan muchos. Pero esta ambiciosa cantautora alternativa saca aquí gran poesía de la maternidad y la madurez, sin olvidar algún himno de desamor. A nivel de forma, sigue buscando, e incorpora sintetizadores y beats sin que suene forzado. Seventeen es como Springsteen pasado por un zumbante filtro pospunk: palabras mayores.