En una letra minúscula, en las 13 páginas finales de El paraíso de Zahra se leen 16.901 nombres. Son personas ejecutadas y asesinadas en Irán desde 1979, cuando Jomeini instauró la República Islámica. Si esta lista sobrecoge, más lo hace la historia y el retrato de la represión y el recorte de libertades que de este país dibuja esta novela gráfica que Norma publica la próxima semana y que renueva la estela del autobiográfico Persépolis , de Marjane Satrapi. "Los personajes son ficción pero la historia se inspira en hechos reales: en una madre iraní, muy conocida gracias a Youtube, que nunca abandonó la búsqueda de su hijo desaparecido durante las protestas en las elecciones del 2009. Lo buscó en hospitales, cárceles, comisarías...", explica el dibujante Khalil, junto al guionista Amir, en videoconferencia desde San Francisco, donde viven. Los dos autores, advierten, usan seudónimo "para proteger a amigos y familiares que siguen en Irán".

INTERNET

En esas protestas, millones de iranís denunciaron el fraude en las presidenciales y el "régimen corrupto" que reelegía a Ahmadineyad con el apoyo de Alí Jamenei y su Consejo de Guardianes en detrimento del reformista Mousavi. Allí murió de un disparo Neda Agha Soltan, recordada en el cómic y cuya imagen vio el mundo gracias a internet. Otros muchos fueron torturados, violados y asesinados en prisiones solo por preguntar "¿dónde está mi voto?".

El importante papel de internet en la primavera árabe está en el origen de El paraíso de Zahra , que toma el nombre del cementerio de Teherán y nació en la red, traducido a 13 idiomas, antes de saltar al papel enriquecido con valiosos extras informativos. "Internet es hizo posible las revueltas en los países árabes donde funciona como un pulmón para comunicarse con el mundo", recalcan ambos artistas. De hecho, el cómic se construye como si lo narrara en su blog el hermano del joven desaparecido, siempre armado con su iPhone. "Muchas viñetas están sacadas de fotos y vídeos de gente que ejerció de periodista en las protestas y que reunimos gracias a amigos y familiares. Así, mucha gente dibujada es real", apunta Khalil.

Amir, hoy activista pro derechos humanos, tenía 12 años cuando su familia se exilió a Estados Unidos, en 1979, cuando la República Islámica derrocó al sah. Desde entonces, "el régimen viola a diario los derechos humanos de los presos políticos y niega que haya desaparecidos en sus prisiones", denuncian.

"No se trata solo de reclamar libertad, sino también la dignidad de la gente".