Las mejores películas de Tobe Hooper, uno de los abanderados de la renovación del cine de terror independiente de los 70, se han convertido en fuente de inspiración para un género que vive tiempos de reciclaje y perversa variación.

El debutante Marcus Nispel, procedente del videoclip, dirige una nueva versión con todas las de la ley de la obra maestra de Hooper, aquella inquietante y repulsiva película sobre la familia de matarifes asesinos de Texas realizada en 1974.

LA LECTURA La lectura de Nispel es excelente porque respeta las señas de identidad del original y aporta elementos novedosos que no chirrían en absoluto al contacto con lo que ya conocíamos del primer filme. Como mejor ejemplo, todos los pasajes concernientes al cadáver de la chica muerta de un balazo en el asiento trasero del vehículo de los protagonistas.

Utiliza detalles argumentales, situaciones e incluso planos que cualquier admirador de la primera película le pediría de rodillas, pero también reinventa la atmósfera general e introduce pequeñas y suculentas variantes.

Que el mismo Hooper figure como productor ejecutivo no es gratuito. Aún lo es menos que la fotografía sea de Daniel C. Pearl, el mismo que iluminó con menos medios La matanza de Texas original . Ambos nutren el cordón umbilical que une dos películas disconformes con la complacencia y el lugar común.