La recepción multitudinaria que cada 23 de abril festejaba en el palacio de Oriente el día del libro y la concesión del Premio Cervantes no tendrá lugar este año. Un almuerzo ofrecido ayer por los Reyes a unos pocos invitados, cuidadosamente elegidos, sustituyó a la tradicional fiesta, que últimamente había perdido lustre.

En años anteriores, el desvelo de a Casa Real para evitar exclusiones desafortunadas concluía en una larguísima lista de invitados del mundo de la cultura, que servía además como pretexto para que algún ilustre convocado dispensara su asistencia. Tampoco ha sido ajeno al cambio de programa la presencia de Juan Carlos en la misa inaugural del papa Benedicto XVI, el domingo por la mañana en Roma.

La comida de gala de ayer, ofrecida por los Reyes y los príncipes de Asturias, ayudó a crear un clima más cálido en torno al huésped de honor, Rafael Sánchez Ferlosio, que hoy recibirá el Premio Cervantes en la Universidad de Alcalá de Henares. El Rey exhortó a sus invitados a trabajar con la misma "libertad creadora" y los mismos "nobles ideales" que inspiraron a Miguel de Cervantes.

Por la mañana había comenzado en el Círculo de Bellas Artes la lectura ininterrumpida del Quijote . Políticos, escritores y ciudadanos de diferentes ámbitos fueron desfilando por la sala de columnas del Círculo para recordar las andanzas del ingenioso hidalgo y de su escudero Sancho Panza.

A diferencias de años anteriores, el ganador del Cervantes no abrió la lectura. Sánchez Ferlosio mencionó razones privadas para negarse a ello.