El titanio y el vino, la tradición y la tecnología punta se mezclan de forma asombrosa en Elciego, un pequeño municipio alavés de apenas 1.000 habitantes, donde el Rey inauguró ayer la nueva Ciudad del Vino presidida por otra obra emblemática del arquitecto creador del Museo Guggenheim Bilbao, Frank Gehry.

Las centenarias bodegas de Marqués de Riscal (1858) promueven este ambicioso proyecto cultural y que quiere ser una nueva atracción para los visitantes de la zona. Apenas a unos metros del recinto conocido como La Catedral , que alberga entre silencio y penumbra vinos desde 1862, se erige el nuevo hotel de lujo diseñado por Gehry, con un moderno spa de vinoterapia, un restaurante de alta cocina y un centro de convenciones con su área de banquetes sobre cubas de acero.

DESCORCHE Juan Carlos, el lendakari, Juan José Ibarretxe, y el presidente de la Rioja, Pedro Sanz, participaron en el paseo bajo las espectaculares ondas de titanio rosa, oro y plata --los colores de la bodega-- que coronan la obra de Gehry entre un paisaje de viñedos. Antes, y siguiendo la tradición, los anfitriones descorcharon para el Rey una botella del año de su nacimiento,1938, y lo hicieron según una ceremonia conocida como degüelle de la botella, que con un procedimiento a base de calor y frío garantiza que el descorche no perjudique al caldo.

Precisamente con un ritual semejante y con una botella de 1929, año en el que nació el arquitecto, los bodegueros de Marqués de Riscal lograron convencer hace seis años a Ghery para que dirigiera un proyecto que soñaban como símbolo de vanguardia para el nuevo siglo. Ahora, y con una inversión que ha superado los 70 millones de euros, 11.647 millones de pesetas, la Ciudad del Vino es una realidad que ocupa 100.000 metros cuadrados y en la que se han cuidado todos los detalles. Lo pudieron comprobar los más de 1.200 invitados que participaron ayer en la inauguración oficial del recinto, aunque las 43 suites del lujoso hotel (1.300 euros por noche la habitación más cara) están abiertas desde el 1 de septiembre.

Los brindis de la jornada se hicieron con un vino muy especial, el Frank Ghery Selection Reserva 2001. La etiqueta de la botella corresponde a un boceto del complejo realizado por el arquitecto. El vino es el resultado de una cuidada selección de uva de la variedad tempranillo.