Con un lleno hasta los topes, el salón de la Real Academia de la Lengua (RAE) solo pudo albergar ayer a 500 personas en el homenaje a Miguel Delibes. La Corona y la docta casa fueron criticadas por la escasa presencia de sus miembros en el adiós, hace un mes, al escritor que encarnó el alma de la lengua castellana. Ayer saldaron su deuda con una sesión de difícil precedente en los tres siglos de la RAE, presidida por los reyes Juan Carlos y Sofía, junto al ministro de Educación, Angel Gabilondo, la titular de Cultura, Angeles González-Sinde , y el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera.

El sillón e, que pertenecía al escritor desde 1975, permaneció vacío durante la emotivo pleno celebrado por sus colegas antes del homenaje. "Se lo debíamos. Hace algún tiempo propusimos celebrarlo en su casa de Valladolid. Pero se nos adelantó la muerte", lamentó el director, Víctor García de la Concha, ante un auditorio en el que destacaba toda la familia del escritor, sus siete hijos y 17 de sus nietos. Los leoneses, Gregorio Salvador, titular de la silla q, y Luis Mateo Díez, que ocupa el sillón I, se ocuparon de glosar la figura humana y el alto perfil literario de su paisano, escritor y periodista, ganador del Cervantes y del Príncipe de Asturias, entre otros muchos premios. "Su prosa es oro molido, excelente, precisa, fidediga. Ha sido un maestro en el uso de la lengua, la narración, la creación de personajes, en todo", elogió Salvador. Mateo Díaz destacó su faceta de periodista objetivo y novelista inquieto y crítico: "Mantuvo como centro de su ideología la atención al hombre, la consideración del individuo por encima de la sociedad y en armonía con el medio natural", dijo el novelista.

El rey Juan Carlos evocó al Delibes "que nos pedía que nos esforzáramos en hacer llegar al pueblo, enriquecida, la lengua que nace del pueblo". También recordó al "hombre bueno, castellano leal, español cumplido" y "al literato cuya vida y obra pervivirán para siempre en nuestra memoria".