El trombonista español estrena hoy en Cáceres, junto al sueco Christian Lindberg ´Ecos de eternidad´, una obra sobre la capital cacereña compuesta por Jan Sanström

En la Orquesta de Extremadura (Oex) le llaman el virrey del trombón español. Hay pocos en este país con su trayectoria. Con 43 años, casi puede decirse que Ricardo Casero ha tenido pocos momentos que no sean musicales, de manera que en un ambiente propicio (el Buñol de su infancia, con dos orquestas propias y una familia de músicos: "mi madre cantaba y mi padre era sastre, pero era un artista"), lo raro era que el hijo fuera un crack del fútbol. Así que lo ha sido del trombón.

Para completar el panorama familiar, la mujer de Ricardo Casero es flautista, el hijo estudia trompa y la hija toca el piano. Hay más músicos si uno sigue desgajando la descendencia familiar por parte de ambos cónyuges, pero quien hoy atrae la atención es él.

Estrena con la Oex Ecos de eternidad , junto al que fue su profesor y hoy amigo, el sueco Christian Lindberg (si Casero es virrey , Lindberg es el rey ).

Para ambos escribió Jan Sanström esta pieza, que aparece dedicada a Cáceres para reforzar su candidatura como capital cultural del 2016. En el mismo concierto, como se ve un programa enteramente nórdico, la formación extremeña interpretará en la segunda parte Helios. Obertura op. 17 , del danés Carl Nielsen, y la segunda sinfonía del finlandés Jean Sibelius.

Ecos de eternidad es "una obra vistosa", resume Casero. El propio compositor explicó esta semana en la presentación en Cáceres de la obra que ésta trata de la ciudad "de sus cigüeñas, muros, callejuelas y chimeneas, con una mirada a su histórico pasado y otra a su atractivo futuro". Hoy, Casero domina un instrumento en apariencia poco vistoso. Hasta el siglo XX no encontramos a compositores de primera fila que hayan escrito conciertos específicos (Luciano Berio, John Cage y Xenakis, entre otros). ¿Y en su caso, cómo cayó en sus manos el trombón? "Desde pequeño quería tocarlo", afirma.

En la patria de los instrumentos de viento (la Comunidad Valenciana), cuando tenía 6 años, su madre, que regentaba una tienda de juguetes, le regaló un trombón de plástico. "Me dejó alucinado". Pero su formación lo alejó del pueblo. Dejó Buñol muy joven. Estudió en Madrid durante siete años y a los 18 ya era solista de orquesta. Siguió estudiando: tres años en Estados Unidos y posteriormente en Munich, donde conoció a Lindberg. "Fue mi profesor y su enseñanza me marcó". Con el tiempo estrenaron juntos piezas para el trombón, alguna del autor de Ecos de eternidad , y el propio Lindberg escribió para Casero otras.

Así que cabe hacer ahora el elogio del instrumento. "Es virtuoso, puede llegar a todo lo que un compositor se proponga. Es potente y dulce, agresivo y dócil".