El fotógrafo alicantino viaja al deporte de la colombofilia en su exposición ´Paloma al aire´, que expone en la galería Angeles Baños de Badajoz

El fotógrafo Ricardo Cases había salido en tren de Barcelona y hablaba por el móvil con un conocido. En su conversación se deslizaron palabras sobre su último trabajo, Paloma al aire , y al colgar, un viajero que lo había escuchado entabló conversación con él. Al final, Cases acabó cambiando el destino de su viaje y acompañó al hombre hasta un lugar donde se practicaba la colombofilia. Cuenta esta anécdota para explicar la obsesión que le ha ocupado tres años de su vida para hacer visible la obsesión de los colombófilos en su vertiente deportiva, aquella que reúne a los propietarios de palomos y los lanzan al aire para que cortejen a una paloma. Durante dos horas, el animal que permanezca más tiempo cerca de la hembra habrá ganado la competición.

Ricardo Cases se dio a conocer sobre todo por la serie La caza del lobo congelado , que el certamen Photo España seleccionó entre los libros de Categoría Nacional incluidos en el Premio al Mejor Libro de Fotografía del Año. En Extremadura, la galería Angeles Baños de Badajoz expuso Belleza de barrio (ganadora de la beca Ofe de la Universidad de Extremadura en 2008)y ahora muestra esta Paloma al aire .

Cases nació en Orihuela en 1971 y trabaja en Madrid, donde además de ejercer como fotógrafo imparte clases en una escuela de fotografía junto a otros seis compañeros, "con la misma pedrada en la cabeza por la fotografía. Evangelizamos para que a través de la foto se hallen pistas sobre quién eres", comenta con humor.

En su ciudad natal, y en general en el Levante, la práctica de la colombofilia está muy extendida. "Yo vivía en Madrid y este trabajo era una manera de ir a ver a mi madre", cuenta.

El peso emocional de ese trabajo, que le condujo también a Sevilla, Madrid y Cataluña, quedó fuertemente arraigado en él porque su madre murió hace un año. "Hablábamos por teléfono y me chantajeaba para que fuera diciéndome que estaba viendo por la ventana palomos muy bonitos", evoca el fotógrafo.

No tuvo excesivas dificultades para acercarse a este deporte. "Vas en coche, por ejemplo, por Murcia, miras al cielo y enseguida ves palomos. Solo tienes que seguirlos y acabas llegando a una de esas reuniones. Así que una situación te llevaba a otras". La colombofilia, como otras obsesiones, "es un deporte muy esclavo; dedicas mucho tiempo a ello", afirma. En sus encuentros con los colombófilos, Cases tuvo libertad para moverse y fotografiar a su antojo: a los animales, a los hombres y sus tareas, buscando que las imágenes sugirieran, pero a la vez documentando un modo de vida.

En su obra, Ricardo Cases aporta una mirada hacia lo cotidiano que raramente sale a la luz pública en un mundo invadido de miles de imágenes fugaces. "A mí me interesa contar historias de humanos, lo no extraordinario; lo cercano culturalmente, lo olvidado o marginado; pero no raro. Me parece más importante el huevero que me vende media docena de huevos que Obama".